miércoles, 31 de diciembre de 2008
Fin de año
¿Por qué celebrar el fin de año?
Es un escape, se podría decir. El escaparate de la vida se fragmenta, lanzando sus pedazos filosos por todo lo alto, el dolor de la cortadura convirtiéndose en el confeti del gozo. Se acabó lo que se daba, dirá alguno.
Pero no es cierto.
El fin del calendario acentúa la continuidad de la vida. Lo que se acaba en un minuto recomienza al siguiente, y la gente, por más resoluciones de año nuevo que hagan, no cambia luego del estallar de los fuegos artificiales.
Entonces, ¿qué se celebra?
El nuevo calendario se vislumbra con esperanza, con la posibilidad de nuevas posibilidades. “Este año voy a hacer…” sin recordar que mientras hacemos planes, Dios se ríe de nuestra arrogancia. “Si Dios quiere…” ahí sí se puede comenzar.
Pero este rito de envergadura es primordial porque es el de menos comercialismo. Luego de la gula navideña, viene el sosiego de la introspección. No se compra nada para año nuevo, excepto los petardos y el pavo o el pernil. No se intercambian regalos, más bien admoniciones, perdones, culpas y lágrimas. El año nuevo pasa, otro año ganado, por un lado, perdido por otro. Es triste, no por lo que se logró o dejo de lograr, sino porque el pasar del calendario nos recuerda el conteo final de la vida: otro año más cercano al final. Otro año en que partieron seres queridos. Otro año en que no vimos familiares desparramados por el mundo.
Suena pesimista (yo diría realista). Por eso, dejemos las lágrimas del acabose este año, y riamos por lo que se logró, que es lo único que podemos celebrar en el paréntesis que es la vida. Recordemos lo que se sintió, lo que se alcanzó. Dejemos la incongruencia del quejarse por lo que no hicimos o dejamos de sentir.
El fin de año es otra de las interminables encrucijadas de la vida.
Brindemos por la oportunidad de seguir decidiendo.
domingo, 21 de diciembre de 2008
"Nación" puertorriqueña
Tremendo ensayo de Héctor Meléndez acerca de la "nación" puertorriqueña en el periódico El Nuevo Día de hoy.
viernes, 19 de diciembre de 2008
Fragonard
Desperté un poco asustado, por el viento tal vez, probablemente por el retumbar de un pensamiento. O de un sueño. O tal vez sí era el viento. Respiré profundo antes de emerger de la pesadez del sueño, cubierto como estaba de la costra del subconsciente, de la arena movediza del dormir.
Un pensamiento fracturó mi conciencia:
Fragonard.
Era un nombre, claro, pero de dónde, no sabía. Era un nombre luminoso, poético, se deslizaba fácil de entre mis labios, poseía (posee) un poder enigmático, una pesadez en el medio, como si su centro de gravedad girara en torno a sus sílabas.
Fragonard.
¿Un nombre? ¿Un hombre?
Parecía que acompañaba un título, Marqués de Fragonard, Conde de Fragonard.
¿Pero de dónde salió, de dónde lo saqué? (La pregunta más relevante, ¿cómo me atrapó?).
Luego, la manía del despertar fracturó la inconveniencia del recordar, y olvidé el nombre entre el café y los niños.
Pero a la mañana siguiente, al abrir los ojos, el pensamiento retumbó nuevamente entre mis pupilas.
Fragonard.
Ahora lo busco. Tecleo en Google: Fragonard.
Primer resultado: perfumista francés.
“Ainsi en 1926, la Parfumerie Fragonard voit-elle le jour. Le choix du nom du célèbre peintre d'origine grassoise Jean-Honoré Fragonard (1732-1806), est un hommage qu'Eugène Fuchs souhaite alors rendre à la ville de Grasse qui l'a accueilli avec sa famille ainsi qu'au raffinement des arts du XVIIIe siècle.”
Segundo resultado: Jean-Honoré Fragonard (1732 -1806) Nacido en Grasse, en los Alpes Marítimos, fue pintor rococó. Uno de sus cuadros más conocidos es “El columpio”, foto que incluyo arriba.
Busco y busco y no recuerdo de dónde sale el nombre. Bueno, sale de mi subconsciente, pero ¿por dónde?, ¿por qué? ¿Acaso observé alguno de sus cuadros en una visita reciente al Museo de Arte de Boston? ¿Acaso analicé alguno de sus cuadros en algún curso universitario?
Leo estos días a Madame Bovary. ¿Lo mencionará Flaubert en alguno de esos párrafos que se muestran borrosos antes de que el sueño clausure la sesión de lectura?
No lo sabré, y molestará mi mente, como un escozor sin remedio, hasta que tal vez un día el subconsciente consienta darme la respuesta.
Fragonard.
Tal vez me cambie el nombre: Rubén Javier Fragonard.
Suena bien…
viernes, 5 de diciembre de 2008
¿Qué es la belleza?
¿Que es la belleza? Ya sea en un cuadro, una escultura o en una mujer, lo bello invade nuestros sentidos, acaudalando neuronas y causando reacciones. Barthes habló de cómo la cara de Greta Garbo lanzaba a la audiencia de sus películas al “éxtasis más profundo”.
En su origen, lo bello está atado al campo visual. Lo bello se destila por los ojos, es ahí de donde emerge su relevancia. Pero ¿quién lo decide? ¿quién decide los estándares de belleza? ¿Quién estableció que Marylin Monroe era bella, y que la Chilindrina no lo es?
David Hume, en su ensayo “Of the Standard of Taste” habla de que la belleza “no es una cualidad de las cosas mismas: existe meramente en la mente que las contempla” y que esta subjetividad no debe interferir con la opinión de los otros. Aun más importante, Hume habla de la “exquisitez en la imaginación” que es necesaria para transmitir las emociones asociadas con el sentido propio de la belleza.
En realidad, sabemos que la subjetividad de la belleza tiene su objetividad. Hay mujeres y hombres, cuadros y esculturas que todos encontramos “bellos” (sin hablar de la belleza escrita, pues no se habla de la caligrafía física sino de las ideas e imágenes provocadas por las palabras…y ni hablar de las portadas de libros, muchas de ellas más bellas que lo que contiene sus páginas). La belleza de Angelina Jolie o Ricky Martin es indiscutible (aunque los grados de esa belleza tal vez lo sean…para algunos). Y en eso es el debate, que aún la belleza que es mayoritariamente objetiva es también subjetiva (algún loco por ahí no encontrará a Angelina Jolie bella…me gustaría conocerlo y ver qué le pasa).
La otra inconveniencia es que el Occidente se ha cargado con la responsabilidad de establecer los estándares de belleza para todo el mundo. ¿Y qué del Oriente? ¿Acaso los hindúes piensan en Marylin Monore como el ícono de sexualidad que es? ¿Y los de Nepal? ¿Los de Sumatra o Ghana o Libia o Groenlandia?
Este debate ha girado mucho en mi casa por la puesta en televisión de la telenovela“Sin senos no hay paraíso”, basada en la novela del colombiano Gustavo Bolívar Moreno. La trama gira en torno a una chica que piensa que su vida será mejor si se agranda quirúrgicamente los senos. La sociedad en que vive, donde las chicas con las tetas más grandes terminan como amantes agraciadas de los narcotraficantes del pueblo, respalda su decisión, lo que el autor aprovecha para fraguar como debate moral sobre la estética. No pretendamos ignorar que la belleza física sí trae beneficios. Incluso, se han hecho estudios científicos que confirman que trabajadores de mejor apariencia ganan más y consiguen mejores trabajos que aquellos menos agraciados físicamente.
Pero al considerar la belleza como una atributo sui géneris de la persona, que la atrapa (con o sin resistencia) en una especie de determinismo estético, debemos considerar que todos envejecemos, unos mejor que otros, y que al final, ni los cosméticos ni las cirugías esconden la realidad del inefable final de nuestros días.
Mientras tanto, sigan buscando la belleza física. Yo prefiero la belleza intelectual.
Pero no se equivoquen. Angelina está buena. Y yo me pongo mi pomada antiarrugas antes de acostarme a dormir.
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Julia/Cuentos de invierno
La editorial Schiel & Denver anunció que va a publicar a principios de año mi segundo libro de cuentos, titulado “Julia/Cuentos de invierno”
En cuanto salga al mercado, les aviso.
¡¡Gracias!!!
En cuanto salga al mercado, les aviso.
¡¡Gracias!!!
sábado, 27 de septiembre de 2008
De vuelta
Había pensado agarrar unas vacaciones del blog, pero me llamó la atención un comentario muy acertado e incisivo del compañero Elidio Latorre Lagares, en su blog, titulado "El mundo del escritor de acuerdo a Ronaldo Menéndez." Lo leen, por favor, pues esta es mi respuesta:
"Esta meditación me recuerda el viejo debate de por qué escribir y para quién uno escribe. Aunque duela al espíritu altruista o sufrido del llamado artista, -especialmente el mito del artita angustiado, que vive al borde de la desesperación y que actúa en su arte como una especie de escape terapéutico- la realidad es que el trabajo de arte- sea la pintura, el texto, la escultura- no existe en el plano real sin la visión del espectador o lector. Esa actividad simbiótica, dualista, binaria es necesaria para elucubrar la actividad artística al plano real. Si no, la actividad creativa queda rezagada al plano de diario personal. Y esto no es arte. Es más bien un acto de consuelo.
Entonces, ¿para qué el arte? O mejor, limitándonos al tema, ¿para qué la literatura?
Sarte indica que el escribir es una acción casi-revolucionaria, un acto de llamar la atención de lo que sucede en el mundo, una acción violenta, que ocasione el comentario “¿qué pasaría si todos leen lo que escribí?” En otras palabras, no es un recogimiento de asueto, de conformidad, lo que genera el texto, sino un acto de violencia, de acción, de revolución.
De igual manera, la mitificación de la que hablan Ronaldo Menéndez y Elidio Latorre corresponde a un cuestionamiento esencial de quien escribe. Tienen razón al indicar que estos mitos sirven como barreras sicológicas que minimizan la ausencia de la lectura, o la insipidez de la escritura. La falta entonces es dual, y ataja al mismo dualismo centro-periferia que la crítica poscolonial intenta delinear.
Si España es el centro del universo editorial y el resto es la periferia, invirtiendo la relación en un típico ejercicio Derridiano solamente recreara la dinámica polar, sin obviar la tirantez existente en la relación. Por lo tanto, lo ideal sería completar el ejercicio Derridiano y romper con la dualidad binaria. ¿Y cómo? No recreando el centro (ya de hecho fragmentado como Elidio alude correctamente) sino olvidarnos de la relación y crear y recrear y desmitificar, agarrar todos los mitos quijotescos y virarlos como tortilla. Y eso, ¿con qué se come?
Pues volviendo a lo anterior, si se examina la relación literaria lector-escritor, es cuestión de incentivar al lector con un acto de violencia. Si se violenta al lector, resquebrajando su comodidad literaria, la lectura fluirá, porque el caos y el shock es lo que vende. Y lo que ayuda a pensar. Todo lo que promulgue una ruptura con lo establecido irremediablemente generará más interés, más lectura, mejor cosecha. Pero no es simplemente generar shock por su propio hecho, esto es chabacanería y, por lo tanto, inaceptable.
Es enfrentar a nuestros lectores con el reto que proponemos al escribir. No es escribir por escribir, como no es leer por leer. Para eso es el televisor."
viernes, 12 de septiembre de 2008
Final
Cuando venga el acabose (y vendrá, te lo juro, por lo que más quieras) se cerraran todos los episodios que pensamos eran importantes, y ni la más mínima intención de nuestra existencia sobrevivirá.
¿Pesimista? Del realismo al odio parece que no hay mucha distancia. Sólo una oblea descremada, un tinto sin partitura, una emoción sin pupila. ¿Que qué digo? Pues lo que destila la mente, porque en el acabose, el final comienza.
¿Deshojo irregularidades gramaticales? Parece. Pero mejor de lo que tú haces
-¿Qué hago?
Ocultar el odio que me sientes por un poquito de cariño enlatado.
Georges DiStefano Folly
Libro de los miedos ausentes
martes, 9 de septiembre de 2008
Nostalgia
Y en el vaho blanquecino de mis recuerdos, cuando la memoria desteje lo permitido para rehacerlo en lo inusual, te destacas, una hebra proletaria de tu pelo enmascarando mi visión, unas manos ensortijadas buscando el calor debajo de mis axilas, todo tu cuerpo envuelto en la ráfaga del recuerdo como debe ser, perfecta, solícita, pendenciera, emocional.
Así muero, recordando como pudiste ser.
Georges DiStefano Folly
Libro de los miedos ausentes
martes, 2 de septiembre de 2008
Los detectives salvajes
Me dio curiosidad y lo busqué. Este poema mencionado en el libro de Roberto Bolaño.
Aquí está:
El Vampiro de Efrén Rebolledo
Ruedan tus rizos lóbregos y gruesos
por tus cándidas formas como un río,
y esparzo en su raudal crespo y sombrío
las rosas encendidas de mis besos.
En tanto que descojo los espesos
anillos, siento el roce leve y frío
de tu mano, y un largo calosfrío
me recorre y penetra hasta los huesos.
Tus pupilas caóticas y hurañas
destellan cuando escuchan el suspiro
que sale desgarrando mis entrañas,
y mientras yo agonizo, tú, sedienta,
finges un negro y pertinaz vampiro
que de mi ardiente sangre se sustenta.
martes, 26 de agosto de 2008
Descontento
En el estancamiento proletario que supone una falta de inspiración, siempre te encuentro aquí, resguardando los recuerdos e imaginando que puedo escribir. Otro comentario insípido, ser o no ser, siempre cuestionando, siempre inconforme. ¿Es la inconformidad la señal de la perdición, o es requisito de vida?
Lo opuesto, en inglés, contentment. ¡Qué carajo! ¿Cómo complacerse, cómo regodearse, cómo no mirar más allá?
Georges DiStefano Folly
Libro de los miedos ausentes
domingo, 24 de agosto de 2008
El escritor-isla
¿Cómo escribe un escritor sin fronteras, un escritor sin el respaldo de la maquinaria intelectual de su país? ¿Cómo enfrenta el ciudadano universal a los convencionalismos regionales y nacionales, en los que cada persona es adoptada por la unidad nacional como suyo, mientras que el ciudadano no se reconoce en nadie? Sufre, sufre el escritor cuando no ve su nombre en las páginas de la más reciente publicación, que contiene la obra o los ensayos de los escritores del patio. Sufre cuando ve que, a distancia, es una claque cohesiva que crea, come y bebe unida, mientras que el escritor vive alejado, “escondido” dijeron cuando ganó su primer premio. ¿Quién es este tipo? ¿De dónde salió?
El escritor reta el convencionalismo de que el escritor nativo que vive y crea en el extranjero no puede serlo. Uno no puede ser moneda de dos caras. Uniformidad, historia repetida, eso es lo que se anhela.
Lo que no saben es que el escritor a distancia anhela la pertenencia a la claque, pero a la vez siente un poquito de orgullo al no pertenecer a ella. Porque la distancia, la no-pertenencia, le da perspectiva.
Tal vez.
Mientras tanto, sige creando, aunque no lo inviten a colaborar, no lo inviten a sus reuniones, no lo inviten a sus congresos. En fin, permanece aislado. Pero crea. Y la creación le da a su umbral, a su isla, la calidad de universo.
Ciudadano isleño, aislado de su isla.
“No man is an Island.” Te equivocaste, Don Donne. Todos los somos.
sábado, 16 de agosto de 2008
Las olimpiadas del descontento
Las protestas no se hicieron esperar. Pero no me refiero a los reclamos mundiales por las violaciones a los derechos humanos en China o en Tibet. Ni siquiera hablo de la iniciativa rusa por recuperar su imperio (parece que nadie le dijo a Putin que los imperios del siglo 21 no son establecidos por las armas, sino por la ciber-tecnología).
Me refiero a los atletas.
Todo iba bien hasta hace unos días: las gimnastas estadounidenses se quejaron porque las chiquillas chinas, quienes ganaron la medalla de oro en la competencia de equipo, parecían menores de lo establecido por el comité olímpico para poder competir. La edad mínima es 16 años.
Hay que aceptarlo, las niñas parecían eso, niñas. Pero peor para las estadounidenses, si se dejaron vencer por unas chiquillas de catorce o quince. Y peor aún quejarse por ganar la medalla de plata.
Pero esto fue sólo el comienzo:
El estadounidense James Blake perdió frente al chileno Fernando González en las semifinales de tenis, y lo acusó de tramposo.
Los serbios protestaron la séptima medalla de oro en natación de Michael Phelps, quien la ganó por una centésima de segundo. Los serbios acataron el veredicto luego de que se revisara en cámara lenta el final de la carrera.
El luchador sueco Ara Abrahamian protestó su tercer lugar arrojando la medalla de bronce al suelo. Su entrenador catalogó la decisión de los jueces como “política” (como si los suecos tuvieran problemas con alquien). A consecuencia de sus acciones, el Comité Olímpico lo descalificó y le retiró la medalla.
En inglés, todos son llamados “sore losers”.
Todos tienen que aprender que en la victoria, al igual que en la derrota, hay que ser humildes y respetuosos.
Total, mientras ellos competían, nadaban, brincaban, levantaban y luchaban, los chinos continuaban limitando la libertad de expresión en su vasto territorio, los rusos buscaban afilar sus garras imperiales que se oxidaban en el letargo del nuevo milenio, y los Estados Unidos demostraban la hipocresía capitalista de que ellos son los únicos que pueden invadir otros países. Cuando Bush invade Irak, es por “regime change” y para establecer la democracia en el Medio Oriente. Cuando los rusos invaden Georgia, son unos abusadores y bravucones (no encontré una buena traducción de “bully”).
Todavía falta otra semana olímpica. A ver si en la ceremonia de clausura, los chinos nos regalan otro espectáculo de ciencia ficción.
martes, 12 de agosto de 2008
Libertad de inexpresión
Leyendo “Los versos satánicos” de Salman Rushdie, me sorprendo viajando en el tiempo. Escucho en la radio la noticia de que Random House, una de las editoriales más grandes del mundo, ha decidido cancelar la publicación del libro “The Jewel of Medina” de la escritora Sherry Jones. La novela es una versión ficticia de la vida de Aisha, la esposa del profeta Mahoma. Random House decidió no publicarla, porque una profesora universitaria que fue consultada para evaluar la novela advirtió de la posibilidad de protestas, y hasta de ataques terroristas, por parte del mundo musulmán.
Me sorprende que un miembro de la facultad de cualquier universidad utilice el miedo para atentar contra la libertad de expresión. El que Random House se niegue a publicar el libro no me sorprende: el riesgo al bolsillo corporativo es grande.
¿A esto hemos llegado? ¿A que el miedo a posibles protestas aplaste un trabajo de ficción?
Lo peor es que esta actitud continúa la caracterización occidental del Islam como una religión violenta, intolerante, radical. La gente piensa que en el mundo árabe no hay libertad de expresión. Y aunque a muchos de los regímenes de ese mundo les falte su buena dosis de democracia, existen millones de musulmanes que aman tanto a su religión como a la libertad.
Salman Rushdie vivió escondido por muchos años porque unos pocos impusieron su intolerancia radical sobre la mayoría. La censura fue derrotada. El extremismo anulado. Por eso puedo leer “Los versos satánicos” con gusto.
Nunca pensé que Random House fuera tan intolerante como el Ayatollah Khomeini.
martes, 29 de julio de 2008
William Carlos Williams
Conjuro al espíritu de William Carlos Williams para pedirle un consejo.
-Carlitos, ¿cómo lo hiciste? ¿Cómo pudiste ser tremendo poeta y médico a la vez?
-¿Qué te aqueja, panita?- responde Carlos, mientras juega con la sombra de una carretilla roja.
-Me aqueja el letargo, la ausencia de la energía que pueda cimentarse en uno para devolverla a lo otro. Me hace falta un conducto de creación e imaginación, una posdata entre la vida y la muerte, un corazón trasplantado que sirva para el termómetro y el bolígrafo. Dime, Carlitos, ¿cómo puedes ser el hombre universal, el que mueve las letras y los humores, el que asciende por la escalinata indecorosa de los catéteres y desciende por la confluencia ovalada de la palabra? ¡Dime, Carlitos, por tu madre boricua…!
William Carlos Williams se ríe.
-¿Te acuerdas de Danse Russe?
Carlos cierra los ojos, y aguantando la sonrisa en los labios, recita:
DANSE RUSSE
If I when my wife is sleeping
and the baby and Kathleen
are sleeping
and the sun is a flame-white disc
in silken mists
above shining trees, —
if I in my north room
danse naked, grotesquely
before my mirror
waving my shirt round my head
and singing softly to myself:
"I am lonely, lonely.
I was born to be lonely.
I am best so !"
If I admire my arms, my face
my shoulders, flanks, buttocks
against the yellow drawn shades, —
who shall say I am not
the happy genius of my household?
-¿Ves? Sigue, que lo que importa es esa vida. Y la vida es eso, es crear y curar. Ahí está el genio.
Un silencio se cierne entre los dos. Abro los ojos, espantando la visión con la mirada. Extingo la vela con mi aliento a menta. Me levanto y cierro la cortina. Me quito la ropa, y, con una sonrisa en los labios, comienzo a bailar.
lunes, 21 de julio de 2008
The Dark Knight
Anoche vi la última película de Batman, The Dark Knight.
Sí, el interés se acrecentó luego de la muerte accidental de Heath Ledger. Sí, la película ha roto los récords de taquilla para una película en su primer fin de semana. Sí, la franquicia de Batman ha rendido muchos frutos.
Pero algo ha cambiado.
La serie de televisión y las primeras películas de Batman enfatizaban la historia como un cómic. Los efectos visuales eran estrambóticos, Ciudad Gótica era una colección de edificios viciados por estatuas grotescas y deformes, la oscuridad de la cuidad era una suerte de luminosidad. El bien y el mal vivían separados de una línea reluciente y precisa. Batman era un héroe. El Guasón, el Pingüino, el Señor Hielo, el Acertijo, Gatúbela, eran caricaturas, unos símbolos incoherentes de una maldad débil, que obedecían ciertas reglas, que siempre tenían una meta: la venganza, el dinero, el poder. La batalla era fácil, entonces.
El mundo cambió. La línea divisoria entre el bien y el mal, tan clara durante la Guerra Fría, se ha borrado un poco. Su localización es ambigua. El bien y el mal a veces se confunden. El terrorismo de uno es el método de interrogación del otro. La libertades civiles todavía lo son, a menos que atenten contra la máxima más grandiosa del autoritarismo, la “seguridad nacional”. El germen del miedo pulula constantemente, y se aviva para acrecentar la tensión del pueblo, para mantenerlo en línea, para acallar a los que protestan. El patriotismo se ha convertido en la clave mesiánica para la censura. La oscuridad de la ciudad es palpable, el miasma urbano, la costra aceitosa de la maldad.
Esta última entrega de Batman nos recuerda el Batman del cómic, antes de que la serie de televisión disminuyera el alcance filosófico del serial. Porque Batman es esa línea ambigua en la que vivimos. Batman es el antihéroe, el vigilante que se mueve en la oscuridad difusa de una ciudad real, de edificios de concreto, de corrupción y sed de poder, de manipulación urbana. Batman es antihéroe porque carece de certeza moral. En su ambigüedad ética, Batman castiga y tortura. En su heroísmo, Batman no busca salvar a la doncella. En su disfraz, Batman oculta más que su identidad. Esconde la llaga existencial que el ser humano lleva escondida, con la que lucha a diario. Batman es Hamlet.
¿Y qué del Joker, El Guasón?
El Joker de Jack Nickolson, en la película de 1989 dirigida por Tim Burton (que sí sabe de la oscuridad ambigua del hombre: vean “Edward Scissorhands” y “Sweenie Todd”….lo que me recuerda: si reviven al Joker en la próxima película debería ser Johnny Depp) jugaba por jugar, era en realidad un guasón. Sus acciones eran travesuras que obedecían a un deseo patológico de reír, de burlarse de todo y de todos.
El Joker de Ledger es un personaje muchos más complejo, aunque a la vez más simple. Pero es esa simpleza lo que lo hace más desgarrador, más aterrorizante. Como dice el personaje de Alfred en la película, hay hombres que lo único que quieren es ver la ciudad en llamas. El Joker es el criminal sin motivo, el terrorista que lo único que quiere es ver la explosión, sin recompensa, sin fin. Igual que en la reciente película "”The Strangers”. Igual que el Trashcan Man de la novela The Stand de Stephen King. La maldad sin objetivo nos asusta más, porque es una maldad inhumana. Eso es el Joker de Ledger: la personificación del nihilismo y la anarquía. Sin escrúpulos. Sin motivos. Y como le dice el Joker a Batman, ambos se necesitan.
Batman lucha contra una especie de nihilismo justificado, de defender a la ciudad sin importar cómo: espionaje, tortura, vigilancia callejera, secuestro internacional. Batman hace esto y más, y al final queda como otro criminal para salvar el espíritu urbano de Gotham. El Joker queda colgando, y volverá, volverá, como la peste de Camus “y tal vez llegará el día en que, para la ruina y la iluminación de los hombres, levantará sus ratas otra vez y las enviará a morir en una ciudad feliz”.
martes, 15 de julio de 2008
Ceremonia de iniciación de médicos
Recibo por correo electrónico una invitación a la ceremonia de investidura de los nuevos estudiantes de medicina. La llamada “white coat ceremony” consiste en entregarles a los estudiantes que comienzan en la facultad su primer bata médica, de blanco impecable, sin arrugas ni manchas.
Cuando yo comencé mis estudios en la facultad de medicina hace quince años, este tipo de ceremonias no existía. Uno se medía una bata, la ordenaba y ya. Ahora, es una ceremonia de iniciación, como de bienvenida a uno de los clubes más antiguos del mundo…
La bata de los estudiantes no es la capa blanca que comúnmente asociamos con los médicos: es más corta y tiene sendos bolsillos que están irremediablemente llenos de libros, manuales, instrumentos y bolígrafos, muchos bolígrafos.
El origen del “white coat” es un tanto misterioso. Según un artículo en JAMA, se empezó a usar en el siglo XIX como artefacto de diferenciación. Aparentemente, los médicos en aquel entonces andaban un poco preocupados de que se les confundiera con los brujos, curanderos y vendedores de pociones de la época. Ellos eran hombres de ciencia, pensaron, y qué mejor manera de mostrarlo que vistiéndose como científicos. Se olvidaron que de médico, poeta y loco, todos tenemos un poco...
El color blanco simboliza salud, higiene, compasión, dice el artículo.
Curiosamente, los pediatras ya casi no las usamos. Será porque asustan a los niños. Será porque la blancura no dura mucho frente a los estornudos, vómitos y otras expulsiones de nuestros pacientes.
El artículo menciona que la bata sirve de un tipo de barrera que enfatiza la distancia profesional que debe existir entre el médico y el paciente.
Tal vez por eso los pediatras no las utilizamos: es difícil mantener algún tipo de distancia ante un niño enfermo. La objetividad perdura, ¡pero qué difícil mantener la compostura ante un niño que, sano y sonriente como resultado de tus cuidados, te alza las manos para regalarte un abrazo!
En eso estoy en desacuerdo con la ceremonia: perpetúa la leyenda de la medicina como cierto gremio secreto, casi masónico, al que sólo se puede entrar con palabras mágicas, un saludo secreto y una ceremonia sangrienta.
Comoquiera iré a la ceremonia. Porque sólo cambiando la perspectiva de estos estudiantes neófitos podré demostrar que la llamada distancia profesional es una patraña y que los pacientes no quieren un robot sin emociones como su médico, sino alguien que les muestre seguridad y confianza en los momentos difíciles de la vida. En otras palabras, queremos médicos humanistas, sin barreras ni sacos, sin secretos ni contraseñas.
Y eso sólo se cambia desde adentro…
sábado, 5 de julio de 2008
Literati Portorricensis (o sed de lectura)
Imagina que estamos en un templo. Un templo, digamos la biblioteca de Babel de Borges, pero un templo en donde los santos han sido reemplazados por estantes y anaqueles llenos de libros. No hay donde sentarse, sólo estar parado, paralelos, perpendiculares, con anaqueles y anaqueles de libros. Imagina que en esta librería o biblioteca o almacén, los libros no se venden, los libros son gratis. Ni siquiera como la biblioteca, en donde necesitas una identificación que declare con fervor y sin duda que sí, perteneces a la ganga más violenta del mundo, la de los lectores.
Imagina que en esta biblioteca, los libros están a la espera de un pensamiento. En el momento en que el pensamiento se forma, digamos, "El Quijote", el libro sale volando y se deposita, ligeramente, en tus manos. Digamos que el libro te quema las palmas de tus manos, te quema los ojos, te quema el mismo pensamiento que provocó su vuelo. Digamos que el libro produce un placer extenuante, tan efímero como completo, podríamos decir, si no estuviéramos en un establecimiento familiar, que produce un placer orgásmico(murmurado). Shhhhh.
Digamos entonces que al terminar El Quijote, con las palabras “y yo quedaré satisfecho y ufano de haber sido el primero que gozó el fruto de sus escritos enteramente, como deseaba, pues no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías, que por las de mi verdadero don Quijote van ya tropezando y han de caer del todo sin duda alguna. Vale.” te queda un sabor amargo en la boca, como si te faltara la saliva, o la razón. Digamos que entonces otra neurona concuerda con la dejadez de la saliva para concretar otro pensamiento: "Rayuela".
El texto cortaziano vuela del anaquel, y esta vez, como tienes las manos carbonizadas y las pupilas derretidas por el Quijote, se te mete directamente por la vena…hmmm.
Entonces los rollos de La Maga y los chillidos de Rocamadour y la incuria de Oliveira y el misterio de la ausencia de algún centro se te suben por las muñecas, se radican en la ingle, te cosquillean el cerebelo, hasta que llegas a las palabras finales que no lo son, porque giran en un interminable juego carnavalesco “muera el perro” (cap 58) o “ahá-dijo Ovejero para alentarlo” (cap 131) o “muera el perro” (cap 58) o “ahá-dijo Ovejero para alentarlo (cap 131), hasta que te duele de tanto pensarlo, y te extasías en el laberinto de su sin-sentido, hasta que se te abren los ojos y puedes ver de nuevo, y el libro se te desprende de la muñeca, y quedas sediento de nuevo, y has recuperado la vista pero no la razón, porque el libro te la arrebató. Miras a tu alrededor y ves a millones de adictos con millones de libros engarzados al cuello, arrullados bajo el hombro, embadurnados de páginas, todos sedientos, malolientes, gangosos, ensalivados de más deseo de lectura. Y ves a Dostoievski, y a Hemingway, y a Shakespeare, pero también ves a Unamuno, a Fuentes, a Carpentier, a García Márquez. Y ves y te das cuenta que el virus de la lectura los ha convertido en vampiros, y que cada vampiro tiene un vicio particular.
Y en un esquina, escondido de todos, hay un niño, haraposo, macilento, lleno de pecas y de resentimientos, con una cicatriz en la ceja izquierda. Lo intentas rescatar pero no puedes, ya está ebrio. Su vicio particular es inquietante. Este niño lee a José Luis Gonzáles, lee a René Marqués, lee a Abelardo Díaz Alfaro, lee a Julia de Burgos, lee a Enrique Laguerre. Ante tu vista atónita el niño comienza a crecer, y a engullir todo lo de su dieta selecta. Prefiere los champiñones de Pedro Juan Soto, prefiere los filetes de Rosario Ferré, prefiere los panecillos de Ana Lydia Vega, prefiere los chocolates de Francisco Arriví, prefiere los sancochos de Matos Paoli. Sigue creciendo, un hombre fornido que puede vencer su inapetencia pero no quiere. Sigue engullendo, a Iván Silén, a Luis Rafael Sánchez, a Emilio Díaz Valcárcel. De repente, cuando engulle una ostra tallada en forma del corazón de Voltaire, por poco se parte un diente, descubre una perlita brillocita llamada Seva.
Y el banquete prosigue con un postrecito en forma de oso polar de Mayra Santos Febres. Y cuando ves que el niño llega a la madurez, de repente se estira, se despereza, se alza, y comienza a tergiversar sus brazos, sus piernas, y en un abrir y cerrar de ojos, se ha clonado. Y éste se clona, y éste a la vez, hasta que hay cientos y cientos de clones, con la misma mirada, la misma arrogancia, la misma exactitud ante las cavilaciones inexactas de los que unos llaman lenguaje, y otros llaman patois.
Así comenzó mi vida de lector, con una sed inmensa de lectura. Así me convertí en lo que soy, porque aunque mi querido editor me intitule como “escritor disfrazado de médico”, también soy “un vampiro lector” o un “Dr. Jeckyl y Mr Hyde”.
Aunque en realidad siga siendo el muchachito harapiento y hambriento, con la cicatriz en la ceja izquierda, que leía en la esquina de una biblioteca.
martes, 1 de julio de 2008
37
Algunas curiosidades que encontré en la red, buscando información en mi cumpleaños...
Gente que comparte mi día de nacimiento:
Liv Tyler, actriz estadounidense.
Missy Elliott, cantante estadounidense.
Pamela Anderson (¿qué hace? :-)
Dan Aykroyd, escritor, actor y guionista de cine canadiense.
Sydney Pollack, director de cine estadounidense.
Juan Carlos Onetti, escritor uruguayo.
George Sand, escritora francesa.
Gottfried Leibniz, matemático alemán.
Diana Spencer, Princesa de Gales.
Aparte de mi gran profesor Enrico Mario Santí y una gran compañera de estudios literarios, Marta Granados...
El número 37, dice Wikipedia:
"el número natural que sigue al 36 y precede al 38 (genial)
Numeración romana: XXXVII
Numeración china: 三十七
Propiedades matemáticas: Es el 12º número primo, después de 31 y antes de 41. Características: 37 es el número atómico del rubidio (muy cerca de mi nombre...)
Cosas interesantes en el año de mi nacimiento, 1971:
Declarado Año Internacional de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial por la Organización de las Naciones Unidas.
Alexander Solzhenitsyn publica Archipiélago Gulag.
Fundación de Médicos Sin Fronteras y de Greenpeace.
Pablo Neruda recibe el Premio Nobel de Literatura.
Películas:
Bananas de Woody Allen.
Santo contra la hija de Frankenstein de Miguel M. Delgado.
The Tragedy of Macbeth de Roman Polanski.
A Clockwork Orange de Stanley Kubrick.
The French Connection de William Friedkin. (Ganadora del Óscar a la mejor película)
jueves, 26 de junio de 2008
La lectura sensual (sensorial)
Se han escrito muchas teorías de la novela. Bakhtin, Sartre, Kundera, Barthes, por nombrar unos pocos. Siempre encuentro la misma dicotomía entre el autor y el lector, porque aunque la presencia del libro asemeje la relación a un ménage à trois, el libro es en realidad el instrumento de placer entre ambos. La lectura de la novela es un fetichismo, acción del peeping tom, o del voyeur.
Leer una novela es atisbar a lo prohibido. Con el permiso del autor, lo prohibido se disemina al lector. El consentimiento ante esta transacción constituye el ménage à trois.
Por lo que la novela (o el trabajo de ficción en general, pero más apropiado para la novela, por su extensión y diversidad de personajes) es un látigo, o una muñeca inflable, o unas esposas de metal brillante: el juguetito de un extraño fetichismo que causa placer. Sartre escribió que el prosista es utilitario, que “hace uso de las palabras”.
Que mejor uso que el causar placer…
Ya Barthes estableció que la lectura es sensual. Escribió “El texto que usted escribe debe probarme que me desea”. Entonces en la dupla sensual autor/lector, el autor es el que instiga, el que seduce, el que soba la nuca, besa el cuello, y nos ofrece el texto como vino, como afrodisíaco.
¿Entonces, el escritor sólo escribe para causar placer?
Recordemos que el órgano más importante de la relación sexual es el cerebro. El autor activa la bioquímica cerebral con su ataque literario a los sentidos.
La mejor experiencia por tanto es la lectura en Braille. La ceguera crea una tábula rasa imaginaria. La visión abruma los otros sentidos; la ceguera los agudiza. (La variedad de escritos que bregan con la ceguera es enorme: desde Homero el ciego, autor de la Odisea; hasta El ensayo sobre la ceguera de Saramago). La ceguera recalibra los sentidos, incluyendo el del tacto. La lectura Braille es por tanto doblemente sensual: los dedos recorren las llagas punteadas de las letras, avivando con su aspereza, azuzando a la mente. En otras palabras, leyendo.
Para practicar: una venda cubriendo los ojos.
¡Interprétenlo como quieran!
viernes, 20 de junio de 2008
Acabo de leer La insoportable levedad del ser de Milan Kundera.
Una novela, cuatro personajes.
La conexión entre los personajes es importante, pero no por el simple hecho de que están conectados.
Los personajes se enfrentan a ellos mismos, a su imagen en el espejo, y cuestionan, y dudan.
Idea clave: “La vida humana acontece sólo una vez y por eso nunca podremos averiguar cuáles de nuestras decisiones fueron correctas y cuáles fueron incorrectas... Einmal ist keinmal. Lo que sólo ocurre una vez es como si no hubiera ocurrido.”
La vida no se ensaya. No hay remedio para lo que hacemos, no podemos ensayar nuestras decisiones. No las podemos borrar. Las podemos examinar, y angustiarnos por lo hecho. Pero ¿vale la pena? ¿Es positivo vivir con esa carga? Es el problema existencial de la novela: las decisiones no se ensayan, no importan, por lo que la levedad de su esencia nos parece insoportable.
Pregunta incesante. La vida, ¿levedad o carga? ¿Cuál es positiva, cual negativa?
“Parménides respondió: la levedad es positiva, el peso negativo.”
El otro extremo, la levedad. Podemos vivir tan alejados del suelo, que podemos perder perspectiva de todo.
Mi punto medio. Vivir al ras del suelo. Un poco de perspectiva, un poco de contacto con la realidad. Reconocer que la vida no se ensaya, pero no paralizarnos ante esa realidad.
Veo en esa levedad una liberación. No angustiarse ante las decisiones, sino aprender de ellas. No hay ensayo, pero las circunstancias se repiten con similitud. Aprender.
Kundera habla de muchas cosas en esta novela, que algunos llamarán “filosófica”, aunque yo la llame una novela como debe ser, que toca los problemas filosóficos (en otras palabras, que escribe acerca de la vida…la palabra filosofía significa “amor a la sabiduría”). Uno de los temas es las relaciones humanas. Y sobre todo, el amor.
Escribe Kundera:
“Ya dije que las metáforas son peligrosas. El amor empieza por una metáfora. Dicho de otro modo: el amor empieza en el momento en que una mujer inscribe su primera palabra en nuestra memoria poética.”
¡Salud!
jueves, 12 de junio de 2008
Taíno
Esta mañana leí con mucho interés el blog de Rebbecca Pittenger, una compañera escritora que está estudiando en Uruguay. En su más reciente comentario, Rebbecca habla de la intemporalidad de América Latina, esa extraña conjunción del pasado y el futuro en nuestra región. Es una característica de este siglo, lo que algunos llaman posmoderno; lo que yo llamo simple continuación de la modernidad (citando a Habermas, por supuesto). En realidad, este es el siglo cuando los países “en vías de desarrollo” (sin comentarios en cuanto a la arrogancia de este término y de otros como “Tercer Mundo”) finalmente alcanzan el nivel económico y tecnológico necesario para escapar del rezago impuesto por los imperios coloniales de otras épocas.
Yo reviví esta intemporalidad en mi último viaje a Puerto Rico. Aparte de lo de siempre, es decir, de que siempre dicen que las cosas están malas, pero el mall más grande del Caribe, Plaza Las Américas, siempre está lleno de gente (aunque se argumente que es para escapar del calor), me sorprendió la cantidad de gente hablando inglés en la calle. Cierto que siempre hay turistas, y que una estadística reciente menciona que hay más puertorriqueños y descendientes de puertorriqueños en los Estados Unidos continentales que en la isla misma. Pero los puertorriqueños siempre nos hemos aferrado con garras y dientes a los elementos culturales que nos distinguen como boricuas. Y aunque mis hermanos latinoamericanos a veces se quejan de que nuestro español es un poco raro (“muy rápido” “mezclao” “creolizado” “spanglish”, etc.) el idioma es parte de nuestra herencia y de nuestra identidad.
No pretendo denegar de los miles de puertorriqueños que no hablan español, porque uno es de donde se siente que es, sin importar el idioma. El bilingualismo (palabra de uso común, aunque no esté en el Diccionario de la Real Academia) siempre ha sido una de las ventajas que los puertorriqueños tenemos en el mercado internacional.
Queda la pregunta:¿ha llegado la hora en que el idioma debe quedar fuera del proceso político puertorriqueño? ¿Es el idioma tan importante en la definición de nación? ¿Cómo establecen una identidad nacional los países que reconocen y hablan diferentes idiomas y dialectos dentro de su territorio? Total, ¿no son los idiomas modernos los más obvios remanentes de los imperios de antaño? ¿No deberíamos los puertorriqueños resucitar el idioma taíno como idioma nacional?
Lo otro que me sorprendió no me debió sorprender: el uso del discurso nacionalista como perorata atávica, sobre todo cuando los gobernantes lo necesitan para distraer al pueblo de sus fechorías.
Nada nuevo.
Seguimos en la intemporalidad. Y en la nostalgia. Vean el comentario hermoso de Boricua en Texas, lleno de nostalgia por ese terruño que los que vivimos acá extrañamos tanto...
jueves, 5 de junio de 2008
Relatos en Letralia
Letralia, la revista de los escritores hispanoamericanos en internet, ha publicado en su más reciente edición dos de mis cuentos. Aquí esta el enlace.
Por qué Obama no debe escoger a Clinton como su compañera de papeleta
Antes de que Barack Obama capturara la nominación para la presidencia por el Partido Demócrata esta semana, se mencionaba el nombre de Hillary Clinton como posible candidata a la vicepresidencia. Unos aseguran que la combinación Obama-Clinton en la papeleta electoral es la clave indiscutible de un triunfo abrumador en noviembre.
Pienso que incluir a Hillary como candidata a la vicepresidencia es un error.
Barack Obama surgió de la nada en esta campaña electoral por una razón muy sencilla: el electorado quiere un cambio significativo en la política de este país. Luego de los escándalos presidenciales de Bill Clinton y los engaños bélicos de George W. Bush, luego de la crisis en el mercado de hipotecas y la crisis energética que enfrentamos, luego de que el respaldo emotivo del mundo ante los ataques del once de septiembre se desvaneciera ante la arrogancia y xenofobia de la administración actual, la mayoría del electorado estadounidense quiere cruzar la calle y desatenderse del pasado. La gente quiere una visión nueva, nuevas esperanzas, una vida nueva.
El mundo sigue dando vueltas, y los Estados Unidos están estancados.
No hace mucho, los Estados Unidos era el país líder del mundo. Aunque siempre tuviera ataques de esquizofrenia en cuanto a su política exterior (recordemos a Chile, Nicaragua, la República Dominicana, Puerto Rico, Colombia) hay que aceptar que este país representa un experimento nunca antes visto: una nación creada como refugio de la intolerancia religiosa; un crisol de razas, religiones, clases sociales, en el que supuestamente todos, TODOS, pueden prosperar.
No se preocupen. Reconozco que el American Dream es pura patraña. Pero nada cuesta soñar.
Y soñar es lo que ofrece Obama. Por su historia, por sus palabras, por sus acciones, Obama parece ofrecer una alternativa, la posibilidad de que la patraña sea realidad, de que este rompecabezas nacional sea en realidad la tierra donde todos, TODOS, podamos alcanzar nuestras aspiraciones y metas.
Para esto, hace falta mucho, MUCHO, trabajo. Hace falta un cambio radical en la propuesta nacional de este país.
Este país necesita humildad, necesita reconocer que el futuro no es de un sólo país como líder, al que el resto del mundo sigue obedientemente. El futuro es de las confederaciones, de las uniones, del liderazgo comunal, del liderazgo no por mandato sino por consenso.
Obama representa esto y mucho más.
Hillary Clinton es una mujer extraordinaria. Sobrevivió la presidencia de su marido (la derrota pública de su propuesta para mejora el sistema de salud, la humillación pública ante el escándalo Lewinski) para establecerse en el Senado, en donde ha prosperado, en donde es respetada y admirada, en donde emergió como una mujer de acción y palabra y arrojo y de un intelecto incuestionable.
Pero Hillary no está hecha para ser número dos de nadie. Hillary funciona en el Senado porque su jefe es el electorado neoyorquino, a quien tiene que rendir cuentas cada seis años. Hillary funciona en el Senado porque es hábil en el manejo de sus reglas tan complicadas y arcanas. Hillary funciona en el Senado porque se metió en el All Boys Club y los maneja como quiere, con eficiencia, hasta con gusto.
Hillary funciona en el Senado porque es parte del juego institucional.
No podemos ser tan inocentes para pensar que Obama cambiará las reglas del juego de un zarpazo. Obama se enfrentará a instituciones y organizaciones interesadas en mantener el jueguito de cabilderos, barrilitos de tocino, donaciones millonarias, contratos millonarios, todos los intereses pecuniarios que hacen que la mayoría del electorado aborrezca el proceso político.
Es por esta razón que muchos piensan que Hillary puede ayudar a Obama. Ella conoce el jueguito mejor que nadie, y lo puede ayudar en esa lucha.
Pero nadie desmantela un sistema tan complejo con las mismas reglas que le dan su poder.
Hillary no entiende esto. Obama sí.
Dejen a Hillary en el Senado. Allí lo puede ayudar más, si es que es cierto que quiere un cambio radical en la política estadounidense. Déjenla en el Senado, donde puede ayudar en la lucha por obtener el seguro médico universal, por terminar la guerra en Irak, por establecer nuevas reglas para donaciones y cabilderos. Hillary puede ayudar más en el Capitolio que en la Casa Blanca. Allí, y no en la Casa Blanca, será la aliada más importante del Presidente Obama.
lunes, 2 de junio de 2008
La soberbia venganza del verbo en Borders de San Juan
Fue una noche inolvidable. Elidio Latorre Lagares y Anaivelisse Feliciano, de Terranova Editores, organizaron una tremenda presentación de mi libro, en Borders de Plaza las Américas, en San Juan, Puerto Rico. La escritora Yolanda Arroyo Pizarro nos regaló un ensayo excepcional acerca de mis cuentos, palabras que no deben quedar engavetadas, pues es un ensayo de construcción clara y completa, y de un análisis profundo.
Para mí fue un honor. Gracias a todos.
Para mí fue un honor. Gracias a todos.
Perspectiva
Uno de los beneficios de trabajar en un hospital de niños son los pacientes.
Cada vez que veo un niño con cáncer o alguna otra enfermedad, jugando, sonriendo, siendo un niño o niña a pesar de los problemas de salud que tenga, comprendo que mis problemas, preocupaciones, dudas, sobresaltos, angustias, no se comparan a su sufrimiento. Y con todo y eso, ellos disfrutan de los juegos, de los libros, de la vida que tienen, aunque esté amenazada por los cabildos de la muerte.
Los niños se enfrentan a sus problemas con el espíritu de la inocencia.
¿Por qué los adultos no podemos hacer lo mismo?
Cada vez que veo un niño con cáncer o alguna otra enfermedad, jugando, sonriendo, siendo un niño o niña a pesar de los problemas de salud que tenga, comprendo que mis problemas, preocupaciones, dudas, sobresaltos, angustias, no se comparan a su sufrimiento. Y con todo y eso, ellos disfrutan de los juegos, de los libros, de la vida que tienen, aunque esté amenazada por los cabildos de la muerte.
Los niños se enfrentan a sus problemas con el espíritu de la inocencia.
¿Por qué los adultos no podemos hacer lo mismo?
Retorno
De vuelta.
Al trabajo, sí, al disfraz, lo que me da para comprar las habichuelas.
De vuelta a Disney, luego de una semana en Macondo. De vuelta a la injerencia pecuniaria del ser, dejando la ingenia maravillosa de la creación. Sí: acá se consume, allá se ingenia.
No es tan malo, dirán.
Pero ¿cuánto tiempo más seguiré escondido bajo el antifaz?
¿Tendré que esperar a la Loto?
Seguimos escribiendo, disfrazado…aunque las palabras no lo están…
Al trabajo, sí, al disfraz, lo que me da para comprar las habichuelas.
De vuelta a Disney, luego de una semana en Macondo. De vuelta a la injerencia pecuniaria del ser, dejando la ingenia maravillosa de la creación. Sí: acá se consume, allá se ingenia.
No es tan malo, dirán.
Pero ¿cuánto tiempo más seguiré escondido bajo el antifaz?
¿Tendré que esperar a la Loto?
Seguimos escribiendo, disfrazado…aunque las palabras no lo están…
miércoles, 14 de mayo de 2008
lunes, 12 de mayo de 2008
La fábula del final
Luego del día de las madres (ayer), me preguntaba la razón de ser del universo. Tamaña empresa, lo sé, porque la respuesta, o no existe, o es inalcanzable. Respiraba profundo los nubarrones alcoholizados de mi aliento, cuando encontré una respuesta.
-Una de muchas-, dijo mi Otro. -Es la aguja en el pajar, las teorías son tan universales e incontables como las estrellas.
Volví la mirada hacia el Otro, el que a veces rasguña mi cara para asegurarme que todavía estoy vivo, y que viva, y le dije,
-Pero ¿por qué tanta inseguridad y miedo, por qué tanta conmoción ante la posibilidad de una respuesta?
Dijo el Otro,
-La respuesta que buscas no es respuesta, es otro hilo en el ovillo de tu camino.
-Y ¿a dónde lleva ese hilo?-, pregunté somnoliento.
Las estrellas pasaban fichando su sombra en el parabrisa. A mi alrededor, los camiones sedientos de diesel apostaban a quién llegaría más lejos con el único tanque de gasolina. Mis propios ronquidos me despertaban.
-Sinceramente, no importa. ¿Para qué quieres ver el final, si eventualmente lo conocerás? Cuando ves una película, ¿adelantas el DVD para llegar al final?
-A veces- me inquietaba su insistencia. -No me gustan las sorpresas.
-Qué pena- su voz se desvanecía con el rugido de los camiones. –Ahora te adelanto el vídeo. No te asustes. Pero no te quejes luego.
Abría los ojos, me pesaban los párpados, los quería cerrar ante la intensidad de la luz sobre mi cara.
-¿Qué es esto?- pregunté intrigado y nervioso. Quería regresar al carro, al asiento, a mis ronquidos.
-El final- sentí un susurro en mi oído.
Pensé que era una cursilería, esto de llegar al final antes de tiempo. Antes de pensarlo mejor, antes que comenzara el pensamiento de protesta, regresé al carro. Sentí el cinturón de seguridad sobre mi hombro y mi cintura. Sentí el vaivén del viento sobre el cristal. Sentí mis manos cambiando la estación de radio.
-¿No te gusta Chopin?- oí otra voz, diferente, dulce, cansada.
-No- respiré sin angustia. –Quiero escuchar a Brubeck.
Volteé la mirada. El camino estaba desierto. Los camiones permanecían quietos al margen de la autopista. Se les acabó la gasolina, pensé. No llegaron al final.
-Pero tú sí llegarás- escuché de nuevo al Otro.
-Sí- suspiré con mis labios. –Pero ya no importa.
Georges DiStefano Folly
Libro de los miedos ausentes
lunes, 5 de mayo de 2008
Cinco de (des) mayo
Hoy conmemoramos la batalla de Puebla, en la que los mexicanos derrotan al ejército francés en 1862. Quiero comentar dos cosas, la primera de orden histórico, la segunda de relevancia sociocultural.
Primero, la batalla de Puebla sólo retrasó el inevitable avance de las tropas francesas. Estas finalmente ocuparon México y elevaron a Maximiliano I al trono del Imperio Mexicano. No fue hasta 1867 cuando los franceses fueron derrotados y Maximiliano ejecutado por orden de Benito Juárez.
Lo segundo me interesa más. Me recomienda mi compadre que contemple el asunto político. Compadre, aquí voy.
Cinco de Mayo, día de fiesta adoptado por los estadounidenses. Celebrado más acá que allá (los mexicanos prefieren celebrar su día de independencia, el 16 de septiembre). En otras palabras, esta es una celebración híbrida, de connotación latinoamericana pero de intención estadounidense.
Entonces, queda la pregunta, ¿cómo los estadounidenses celebran con holgura un día de fiesta inventado, mientras arrecian en sus esfuerzos contra los mismos inmigrantes mexicanos cuya historia celebran?
¿Cómo es posible rechazar a la gente mientras se sustrae la cultura?
¿Cómo es posible celebrar una victoria pírrica?
Porque pírrica es la victoria, no la de los mexicanos en la batalla de Puebla (aunque sí lo fue), sino la de todos los extremistas xenófobos de este país que insisten en que la inmigración latinoamericana daña la economía y la cultura estadounidense.
¿Existen los purismos nacionales en la economía global?
Benedict Anderson, en Imagined Communities, su importantísimo estudio sobre la cultura y el nacionalismo, nos recuerda que “The fact of the matter is that nationalism thinks in terms of historical destinies, while racism dreams of eternal contaminations.” En otras palabras, la política exclusivista anti-migratoria no tiene que ver nada con nacionalismo o con integridad nacional. Es puro racismo.
Aunque parece que la contaminación no importa si viene acompañada de tequila.
Así que celebremos. ¿Celebremos? No sólo hoy.
Yo celebro a mis hermanos y hermanas inmigrantes de todo el mundo, todos los días, con una sonrisa de agradecimiento por su ardua labor y su sacrificio.
Primero, la batalla de Puebla sólo retrasó el inevitable avance de las tropas francesas. Estas finalmente ocuparon México y elevaron a Maximiliano I al trono del Imperio Mexicano. No fue hasta 1867 cuando los franceses fueron derrotados y Maximiliano ejecutado por orden de Benito Juárez.
Lo segundo me interesa más. Me recomienda mi compadre que contemple el asunto político. Compadre, aquí voy.
Cinco de Mayo, día de fiesta adoptado por los estadounidenses. Celebrado más acá que allá (los mexicanos prefieren celebrar su día de independencia, el 16 de septiembre). En otras palabras, esta es una celebración híbrida, de connotación latinoamericana pero de intención estadounidense.
Entonces, queda la pregunta, ¿cómo los estadounidenses celebran con holgura un día de fiesta inventado, mientras arrecian en sus esfuerzos contra los mismos inmigrantes mexicanos cuya historia celebran?
¿Cómo es posible rechazar a la gente mientras se sustrae la cultura?
¿Cómo es posible celebrar una victoria pírrica?
Porque pírrica es la victoria, no la de los mexicanos en la batalla de Puebla (aunque sí lo fue), sino la de todos los extremistas xenófobos de este país que insisten en que la inmigración latinoamericana daña la economía y la cultura estadounidense.
¿Existen los purismos nacionales en la economía global?
Benedict Anderson, en Imagined Communities, su importantísimo estudio sobre la cultura y el nacionalismo, nos recuerda que “The fact of the matter is that nationalism thinks in terms of historical destinies, while racism dreams of eternal contaminations.” En otras palabras, la política exclusivista anti-migratoria no tiene que ver nada con nacionalismo o con integridad nacional. Es puro racismo.
Aunque parece que la contaminación no importa si viene acompañada de tequila.
Así que celebremos. ¿Celebremos? No sólo hoy.
Yo celebro a mis hermanos y hermanas inmigrantes de todo el mundo, todos los días, con una sonrisa de agradecimiento por su ardua labor y su sacrificio.
martes, 29 de abril de 2008
Cuento en Boreales
La compañera escritora Yolanda Arroyo Pizarro ha publicado mi cuento "Dora" (que vive en el libro de cuentos inédito Julia/Cuentos de invierno) en su blog literario Boreales.
Boreales está dedicado a "literatura, periodismo cultural y gestión artística en Puerto Rico. Un blog de opiniones, entrevistas, prosa y poesía."
Yolanda Arroyo Pizarro es novelista, cuentista y ensayista puertorriqueña. Ha sido elegida como una de las escritoras latinoamericanas más importantes menores de 39 años del Bogotá39 convocado por la UNESCO, el Hay Festival y la Secretaría de Cultura de Bogotá por motivo de celebrar a Bogotá como Capital Mundial del libro 20. Ha sido merecedora de varias premiaciones literarias a nivel nacional e internacional; seis en Argentina, una en Chile, siete en Puerto Rico. Ha escrito para los periódicos El Nuevo Día, El Vocero de Puerto Rico, Claridad y La Expresión y sus ensayos y columnas se encuentran en la página de literatura ciudadseva.com, las revistas virtuales Cataliticos.com, Derivas.net, Letras Salvajes, Letralia.com y Narrativa Puertorriqueña. Algunos de sus cuentos confluyen en las revistas culturales Identidad de la UPR Aguadilla, Revista Púrpura, Preámbulos y Tonguas de la UPR Río Piedras. Es autora de los libros de cuentos, Ojos de Luna (2007) y Origami de letras (2004), además de una novela Premio PEN Club 2006, Los documentados (2005).
Es un honor para mí figurar en su blog. ¡Gracias!
sábado, 26 de abril de 2008
Maestra Vida
Recuerdo dos conversaciones recientes, una acerca de la salsa, la otra acerca de la vida.
En la primera conversión, sale la pregunta ¿cuál es el mejor disco de salsa de todos los tiempos? La segunda obedece a la indecisión y a la inseguridad, a los anhelos y confusiones que sentimos cada vez que nos encontramos ante las encrucijadas de la vida. Son los momentos en que la vida te lanza una curva en el plan que sospechabas, un desvío inesperado, una centella de lluvia, o de tristeza, o de pasión, o de todo a la vez. En fin, cuando la vida hace lo que tiene que hacer: ser vida.
Lo inesperado no son estas encrucijadas. Lo inesperado es que todavía nos sorprendan. Porque eso es la vida: un aprendizaje constante.
Entonces, para contestar la primera pregunta, y enfocar la segunda, pensé en esta canción de Rubén Blades, “Maestra vida”.
Empieza: “A tu escuela llegué sin entender porque llegaba
en tus salones encuentro mil caminos y encrucijadas
y aprendo mucho y no aprendo nada…”
Que continúe la lección…
En la primera conversión, sale la pregunta ¿cuál es el mejor disco de salsa de todos los tiempos? La segunda obedece a la indecisión y a la inseguridad, a los anhelos y confusiones que sentimos cada vez que nos encontramos ante las encrucijadas de la vida. Son los momentos en que la vida te lanza una curva en el plan que sospechabas, un desvío inesperado, una centella de lluvia, o de tristeza, o de pasión, o de todo a la vez. En fin, cuando la vida hace lo que tiene que hacer: ser vida.
Lo inesperado no son estas encrucijadas. Lo inesperado es que todavía nos sorprendan. Porque eso es la vida: un aprendizaje constante.
Entonces, para contestar la primera pregunta, y enfocar la segunda, pensé en esta canción de Rubén Blades, “Maestra vida”.
Empieza: “A tu escuela llegué sin entender porque llegaba
en tus salones encuentro mil caminos y encrucijadas
y aprendo mucho y no aprendo nada…”
Que continúe la lección…
jueves, 24 de abril de 2008
Intersección
Extraño tanto a mi abuela. Mucho.
Anoche le pedí su intervención, entre lágrimas aceleradas por su ausencia. No una ausencia fresca, sino la pautada por los años. La ausencia, como el vino, se fortalece con el tiempo.
Hoy pasó algo: un mensaje apareció en mi correo electrónico, algo que se puede interpretar como un augurio.
Los hechos supernaturales ¿son supernaturales porque lo son, o porque así los interpretamos? ¿Son hechos, o fantasías?
La acción parece cimbrar tal cometido. La interpretación de hechos que parecen sobrenaturales colinda con la disyuntiva de tomarlos en consideración, o ignorarlos.
¿Y las consecuencias?
Supongo que depende de la interpretación. Un augurio genera otros, en una cadena numeraria de hechos y relaciones que nunca acaba, porque vivimos siempre al borde de una encrucijada. Es el símbolo de la vida: la intersección.
Por eso extraño a mi abuela. Porque en la edad cuando las abuelas están presentes, las disyuntivas son fáciles y las abuelas nos ayudan, agarrando nuestra mano para guiarnos.
Tanto afán por ser adultos. Al final, ser adulto es perder guías.
Me hace falta su mano.
domingo, 20 de abril de 2008
La locura como estrategia política
Este fin de semana participé en la conferencia de idiomas que ofrece la Universidad de Kentucky, (Kentucky Foreign Languages Conference). Tuve el placer de conocer a la profesora Aurea Echevarría de la Universidad de Puerto Rico, quién presentó una ponencia titulada “Aproximaciones deconstructivistas sobre el ‘saber poder’ en ‘el Hamlet’ de Eugenio M. de Hostos y ‘el Edipo’ de Michel Foucault: Crítica a una crítica literaria”. Entre las muchas ideas de relevancia en esta ponencia, me llamó mucho la atención el concepto de la locura como estrategia política. Frente al raciocino promulgado por Hostos (el puertorriqueño más importante y menos conocido, según la profesora Echevarría), queda la intensidad excéntrica de Hamlet, quién se disfraza de esta locura para lograr la venganza.
Dentro del discurso hostosiano de la integración de las Antillas (preludio de los tratados de libre comercio y la Unión Europea), y luego de la excelente ponencia, me quedó la pregunta: ¿estaremos los puertorriqueños utilizando la locura nacional como estrategia para lograr una solución a nuestra situación política?
¿Quién sabe? A lo mejor nuestro subconsciente indómito, alocado y razonable a la misma vez, nos cocina un guiso de sentido común, tolerancia, obligación y rumbo.
Como el subconsciente de Hamlet.
Y como escribió Hostos en el prólogo a la segunda edición de La peregrinación de Bayoán: “…la libertad no es más que la práctica de la razón, y la razón es un instrumento, y nada más, de la verdad…”.
domingo, 13 de abril de 2008
Ciudadanía Sin Límites
Me escribe mi amiga María Martínez, abogada, salsera empedernida, intelectual de la vida, estas palabras al hacerse ciudadana estadounidense. Son palabras iluminadas...
Without Borders
By
Maria V. Martinez
March 27, 2008
Overlooking the beauty of the San Francisco skyline, I stood in line amongst a sea of immigrant faces. As we waited to be taken to our seats, I began to cry. Just five years prior, I stood in the same place to receive a law degree, not once did I tear up even though I worked so hard to get to that point: Six years in a junior college, two years at a university, about 20 law school applications later, I was finally accepted. Three years later, I finally achieved my goal, without tears.
The naturalization process is a bit simpler: one form, about five hundred bucks, fingerprints, some basic government questions, and a swearing-in ceremony about two hours long. Yet, something about it made me cry. I wondered and still do, were these tears of joy or sadness, or both?
One of the memories I have of the country I was born in occurred the last day I was ever there. I stood on top of the stairs leading me into the plane and I remember looking back and saying goodbye to my country. I was only eight. Before my exposure to war, I spent the first part of my childhood running on soft-bedded sands. My father would take my sister and me out into the ocean with our little bodies inside inner tubes. The ocean water was I am sure only a few feet deep, but to us it seemed as if we were floating in an endless sea. This is why I cried. The sea of immigrant faces I stood with on that lovely spring day also had their own stories of untold memories of a country they once lived in, once left, but still love.
Now, I am an American citizen. I get to vote for the very first time in an historic election. I get to vote for the first time ever in my life. This is also why I cried.
I am an American immigrant; a child of war; a former illegal immigrant; a pacifist. My story is one of many, but mine nonetheless. An immigrant’s story remains to be told. A man who crosses quietly over the border at night leaves behind his story, just as a child who enters a plane to never return to her homeland left behind everything. Now I stand miles and several imaginary lines away from that sea I once floated in wishing that stories can be once shared with others without fear and without borders.
viernes, 4 de abril de 2008
Martin Luther King, Jr.
Hoy se celebran los cuarenta años del asesinato de Martin Luther King, Jr. Este paladín de los derechos humanos falleció de la misma manera que muchos otros han muerto: a causa de la cobardía imprudente del plomo detonado a distancia.
Los años pasan, y todavía vivimos en una sociedad polarizada por raza, por clase social y económica, unos más ciudadanos que otros. Se rumora de la permanencia renuente de resentimientos entre negros e hispanos, entre blancos ante todos, de puertorriqueños ante estadounidenses, de estadounidenses ante el mundo. Se rumora que estos resentimientos, tatuados en la carne por la Historia, nunca dejarán de existir. Nunca, piensan, se logrará el ideal promulgado por King, por Ghandi, por el Dalai Lama, por otros: paz, igualdad, justicia.
Tal vez, tal vez. Pero quejarse por quejarse no vale la pena. Las palabras, como me recuerda una compañera colombiana, tienen que ser llevadas a la acción. Así sea por la cuestión colonial de Puerto Rico, o por las injusticias cometidas por los chinos en Tibet, o por la vigilia angustiosa de los rehenes colombianos en las selvas controladas por las FARC, las palabras pueden ser llevadas por el viento, y destilarse entre la humareda mañanera de la nostalgia, o pasearse como la esperanza de la primavera, y sembrar en nuestras mentes el germen furtivo de la esperanza y la acción.
El vídeo del famoso discurso de King dura unos 18 minutos. Gastamos más tiempo buscando un programa analgésico en los quinientos canales de televisión. Vivan la Historia, vivan esas palabras tan repetidas. Escuchen el original: a veces el eco de unos versos esconden la magnificencia de su origen.
Y si al final del discurso tienen que secarse una lágrima furtiva…bienvenidos. Yo tuve que hacer lo mismo.
jueves, 27 de marzo de 2008
La corrupción: Priceless
Mi país esta sufriendo un retortijón político. Hoy fue revelado que el gobernador, Aníbal Acevedo Vilá, enfrenta cargos federales por presuntas irregularidades en sus campañas electorales.
Como la acidez, la corrupción regresa de vez en cuando, y cuando lo hace, duele, molesta, y nos hace devolver la comida.
Pero no nos debe extrañar. Nuestros ilustres gobernantes de los últimos treinta años nos han dado dosis tras dosis de vomitivos. A ver, repasemos:
Rafael Hernández Colón: la desastrosa compra de las Navieras y el famoso impuesto retroactivo La Vampirita.
Carlos Romero Barceló: Cerro Maravilla; “¿Derrota? ¿Qué derrota?”; y actual campeón de boxeo, peso gallito capao.
Pedro Juan Rosselló González (alias Doctor Tejemeneje): son tantos sus logros: la privatización de todo; la Guardia Nacional como ejército antidroga; la tarjetita de salud; su Secretario de (mala) Educación Víctor Fajardo; y la pelea por su pensión (como si el hombre necesitara más dinero).
Sila María Calderón Serra: el crimen, los cambios constantes en su gabinete y su boda en La Fortaleza. Básicamente, un cero histórico.
Y ahora Aníbal Acevedo Vilá, sobre quién pesan 19 cargos criminales federales por presuntas irregularidades en sus campañas políticas.
Ya van a ser dos los gobernadores chamuscados bajo la lupa judicial este año. Spitzer se retiró con disculpas y vergüenza, y fue lo correcto. ¿Podemos esperar lo mismo del nuestro?
martes, 25 de marzo de 2008
Ostras
I.
Cierro los ojos y extiendo mis manos buscando
la genialidad alterativa que se expande ante
mi ceguera momentánea.
Abro las palmas de mis manos,
como buscando
un brazo;
agarro a uno por la espina, y lo halo.
Se desprende sin miedo y sin dolor, como las telarañas.
Abro los ojos.
Lo cerceno con el bisturí caduco de mis dedos.
Página al azar (la página no lo cree):
Qué espléndida laguna es el silencio
allá en la orilla una campana espera
pero nadie se anima a hundir un remo
en el espejo de las aguas quietas.
Benedetti. “El silencio”.
Cierro los ojos. Me desprendo.
II.
Se avienta un casquillo a mi visión desfigurada
por el odio
Se revienta, ¡pow, pow!, no cree
que su trayectoria carezca
de la fuerza nebulosa de su idilio.
-¿Con la vida?- pregunta.
-No, hombre, con mi mujer.
¿No lo sabías?
Cierro los ojos y extiendo mis manos buscando
la genialidad alterativa que se expande ante
mi ceguera momentánea.
Abro las palmas de mis manos,
como buscando
un brazo;
agarro a uno por la espina, y lo halo.
Se desprende sin miedo y sin dolor, como las telarañas.
Abro los ojos.
Lo cerceno con el bisturí caduco de mis dedos.
Página al azar (la página no lo cree):
Qué espléndida laguna es el silencio
allá en la orilla una campana espera
pero nadie se anima a hundir un remo
en el espejo de las aguas quietas.
Benedetti. “El silencio”.
Cierro los ojos. Me desprendo.
II.
Se avienta un casquillo a mi visión desfigurada
por el odio
Se revienta, ¡pow, pow!, no cree
que su trayectoria carezca
de la fuerza nebulosa de su idilio.
-¿Con la vida?- pregunta.
-No, hombre, con mi mujer.
¿No lo sabías?
viernes, 14 de marzo de 2008
Willie Colón
Hoy quiero hablar de Willie Colón. Porque esperar a que alguien se muera para honrarlo me huele a hipocresía.
Sea cual sea la leyenda personal, como todo artista, lo que importa es su arte.
Estos días escucho el álbum “Fantasmas”, del 1981. (En las navidades, es requisito tocar el álbum “Asalto Navideño”)
La primera canción del álbum es “Oh, qué será” (del brasileño Chico Buarque):
Yo creo en muchas cosas que no he visto, y ustedes también, lo sé.
No se puede negar la existencia de algo palpado por más etéreo que sea.
No hace falta exhibir una prueba de decencia de aquello que es tan verdadero.
El único gesto es creer o no. Algunas veces hasta creer llorando.
Se trata de un tema incompleto porque le falta respuesta; respuesta que alguno de ustedes, quizás, le pueda dar.
Busquen en la música actual el cuestionamiento epistemológico del hombre. Busquen la angustia del que duda, y no puede. Descartes debió escuchar esta canción.
El resto del álbum es igual de suculento. La canción “Mi sueño” contiene lo lírico y lo burdo, el poeta que se envuelve en la palabra para desembocar en un simple ruego:
Yo quiero ser pacificado por el aguardiente de tu amor profundo
que bueno es ser fotografiado más por las retinas de tus ojos lindos
borrando la palabra ‘pena’ en el diccionario de la vida mía.
Y ven a curar tu negro que llego borracho de la bohemia
matando con una sonrisa de los labios tuyos mi melancolía
Hay nostalgia por Puerto Rico, hay amor de los malos, hay hasta un coro semejante al de una tragedia griega (igual de funesto, como escucharán en la última canción). Hay guitarras eléctricas y violines; hay salsa, samba y jazz. Los salseros de Nueva York, los de la Fania y otros, inventaron el crossover. Lo hicieron mejor.
Y no es que yo sea tan viejo. En realidad, creciendo en PR odiaba la salsa: todavía la música era (es) elemento de castas. Hoy rectifico mi error de pubertad.
Nada como el tiempo y la distancia para apreciar lo que se tuvo.
Sea cual sea la leyenda personal, como todo artista, lo que importa es su arte.
Estos días escucho el álbum “Fantasmas”, del 1981. (En las navidades, es requisito tocar el álbum “Asalto Navideño”)
La primera canción del álbum es “Oh, qué será” (del brasileño Chico Buarque):
Yo creo en muchas cosas que no he visto, y ustedes también, lo sé.
No se puede negar la existencia de algo palpado por más etéreo que sea.
No hace falta exhibir una prueba de decencia de aquello que es tan verdadero.
El único gesto es creer o no. Algunas veces hasta creer llorando.
Se trata de un tema incompleto porque le falta respuesta; respuesta que alguno de ustedes, quizás, le pueda dar.
Busquen en la música actual el cuestionamiento epistemológico del hombre. Busquen la angustia del que duda, y no puede. Descartes debió escuchar esta canción.
El resto del álbum es igual de suculento. La canción “Mi sueño” contiene lo lírico y lo burdo, el poeta que se envuelve en la palabra para desembocar en un simple ruego:
Yo quiero ser pacificado por el aguardiente de tu amor profundo
que bueno es ser fotografiado más por las retinas de tus ojos lindos
borrando la palabra ‘pena’ en el diccionario de la vida mía.
Y ven a curar tu negro que llego borracho de la bohemia
matando con una sonrisa de los labios tuyos mi melancolía
Hay nostalgia por Puerto Rico, hay amor de los malos, hay hasta un coro semejante al de una tragedia griega (igual de funesto, como escucharán en la última canción). Hay guitarras eléctricas y violines; hay salsa, samba y jazz. Los salseros de Nueva York, los de la Fania y otros, inventaron el crossover. Lo hicieron mejor.
Y no es que yo sea tan viejo. En realidad, creciendo en PR odiaba la salsa: todavía la música era (es) elemento de castas. Hoy rectifico mi error de pubertad.
Nada como el tiempo y la distancia para apreciar lo que se tuvo.
jueves, 13 de marzo de 2008
Los nuevos pecados
Hablando de prostitución…
El Vaticano anunció esta semana una lista de los nuevos pecados mortales.
El número seis refleja mi problema existencial con el catolicismo.
Dice “Riqueza excesiva”.
Quien ha estado en el Vaticano conoce el problema. Si el catolicismo se esmera por ayudar a los pobres, ¿por qué el Vaticano no abre las puertas de sus bóvedas, y reparte sus tesoros por todo el mundo?
Como dicen los angloparlantes: food for thought…
El Vaticano anunció esta semana una lista de los nuevos pecados mortales.
El número seis refleja mi problema existencial con el catolicismo.
Dice “Riqueza excesiva”.
Quien ha estado en el Vaticano conoce el problema. Si el catolicismo se esmera por ayudar a los pobres, ¿por qué el Vaticano no abre las puertas de sus bóvedas, y reparte sus tesoros por todo el mundo?
Como dicen los angloparlantes: food for thought…
miércoles, 12 de marzo de 2008
La prostitución de Eliot Spitzer
No voy a hablar de la prostitución como vicio o crimen o profesión, ni de las razones que llevaron al Gobernador de Nueva York, Eliot Spitzer, a pagar sumas de dinero tan extravagantes por los servicios de una prostituta. Tampoco voy a encarar el tema desde el punto de vista económico, de demanda y oferta. Ni siquiera hablaré desde el historicismo de la segunda profesión más vieja del mundo (el fratricida Caín gana ese premio).
Me llama la atención un artículo publicado por el Washington Post acerca del asunto. En él, se habla de las prostitutas de “alto rango” o “high-end escorts”. Se comenta que muchas mujeres han dejado trabajos “legales” para desempeñarse como “cortesanas” de hombres que están dispuestos a pagar cientos y hasta miles de dólares por una o varias horas de “entretenimiento”. Lo que sorprende un poco es que, de acuerdo al artículo, algunas de estas chicas son contratadas, no para tener relaciones sexuales, sino para conversar, para ser buenas oyentes. En otras palabras, son pagadas para ser amigas.
Algunas dirán: “Whatever, ¡quién se lo cree!" “¡A otro perro con ese hueso!” “¡Han visto Pretty Woman demasiadas veces!”
Si pasa (y es posible que pase, aunque no creo que sea la mayoría), ¿qué diferencia hay entre contratar una prostituta para “hablar” y pagar a un siquiatra? Igual, se paga por hablar. Y estoy seguro que hablar con una mujer inteligente y atractiva refuerza el ego mucho más que estar sentado en un diván escuchando a un heredero de Freud hablar de nuestros sueños…
¿Qué dice esto de nuestra sociedad? Nos hablamos mejor por teléfono o por email que en persona. No nos escuchamos porque el televisor está prendido todo el tiempo, o estamos muy ocupados, o porque el audífono del celular que prende de nuestra oreja todo el día, como el diablito o angelito de nuestra conciencia, nos haga parecer esquizofrénicos hablando solos.
Necesitamos hablar. Necesitamos a alguien quién nos escuche.
A veces no encontramos a nadie.
Sinceramente, hay prostitutas (las han habido desde la antigüedad) porque hay espacio para ellas en la sociedad. Aunque las tratemos de erradicar o reformar, aunque creemos las condiciones económicas y sociales necesarias para que una mujer o un hombre se gane la vida “legalmente”, siempre habrá un hombre (o una mujer) que quiera pagar a una mujer (o un hombre) por sexo o lo que sea, y siempre habrá alguien (hombre, mujer, enano) dispuesto a hacerlo. No hablo de la prostitución infantil, ni de aquellos que hacen turismo sexual. El que prostituye un niño o una niña, el que paga por ello, y el que se hace el loco para permitirlo, todos merecen el peor castigo.
Pero si ahora les pagamos simplemente para que nos escuchen… ¡bye, bye, Freud!
lunes, 10 de marzo de 2008
Política mundial...es la misma en todos lados.
¿Qué ha pasado estos días?
En América Latina, la pelea en la guardería entre Chavesito, Uribesito y Correita terminó como siempre, con un abracito, y la promesa de que no lo vuelven a hacer. Mientras tanto, las FARC siguen movilizándose por el norte del continente impunes, y se reporta que le pidieron al gobierno de Libia un prestamito de 100 millones de dólares…
En Rusia, el elegido del Presidente Vladimir “quiero ser Lenin y Stalin juntos” Putin, Dimitri Medvedev, ganó la presidencia de Rusia. La única promesa en su plataforma: nombrar a Putin como Primer Ministro. Cuidado, que le dan ideas a Chávez y a Uribe…¿o tal vez fue al revés?
Rodríguez Zapatero ganó en España. Espero el Rey no lo mande a callar…
Y en mi terruño, Pedro Roselló, quién me avergüenzo decir es cirujano pediátrico, perdió en las primarias del Partido Nuevo Progresista (los pro-estadidad). El tipo no tiene vergüenza. Después de que elevó la corrupción como política oficial de gabinete gubernamental, cocinó un arroz con pollo para poderse quedar como senador (el tipo que le cedió el puesto aparentemente tenía hambre…o le faltaban más canales de televisión). Por lo menos en mi islita no hay senadores vitalicios…aunque estoy seguro que a Roselló se le cruzó por la mente. Y para colmo, el hombre (¿hombre?) decide postularse nuevamente para la gobernación. No comparto la política del Partido Nuevo Progresista, pero en esta ocasión, alabo a sus seguidores. Acertaron. ¡Bravo!
Séneca lo dijo mejor: “Todo poder excesivo dura poco”.
Ojalá Chávez, Putin y Roselló lo leyeran…
En América Latina, la pelea en la guardería entre Chavesito, Uribesito y Correita terminó como siempre, con un abracito, y la promesa de que no lo vuelven a hacer. Mientras tanto, las FARC siguen movilizándose por el norte del continente impunes, y se reporta que le pidieron al gobierno de Libia un prestamito de 100 millones de dólares…
En Rusia, el elegido del Presidente Vladimir “quiero ser Lenin y Stalin juntos” Putin, Dimitri Medvedev, ganó la presidencia de Rusia. La única promesa en su plataforma: nombrar a Putin como Primer Ministro. Cuidado, que le dan ideas a Chávez y a Uribe…¿o tal vez fue al revés?
Rodríguez Zapatero ganó en España. Espero el Rey no lo mande a callar…
Y en mi terruño, Pedro Roselló, quién me avergüenzo decir es cirujano pediátrico, perdió en las primarias del Partido Nuevo Progresista (los pro-estadidad). El tipo no tiene vergüenza. Después de que elevó la corrupción como política oficial de gabinete gubernamental, cocinó un arroz con pollo para poderse quedar como senador (el tipo que le cedió el puesto aparentemente tenía hambre…o le faltaban más canales de televisión). Por lo menos en mi islita no hay senadores vitalicios…aunque estoy seguro que a Roselló se le cruzó por la mente. Y para colmo, el hombre (¿hombre?) decide postularse nuevamente para la gobernación. No comparto la política del Partido Nuevo Progresista, pero en esta ocasión, alabo a sus seguidores. Acertaron. ¡Bravo!
Séneca lo dijo mejor: “Todo poder excesivo dura poco”.
Ojalá Chávez, Putin y Roselló lo leyeran…
martes, 4 de marzo de 2008
Premio (lo último)
Fue una noche especial. Rodeado de mis colegas escritores (a los que, en mayoría, no conocía personalmente, pero sí por su trabajo, que es la mejor carta de presentación de un escritor) y de miembros de mi familia, recogí mi premio, el Primer Lugar a Libros de Cuento, otorgado por el PEN Club de Puerto Rico. Claro, no fui el único ganador, y se merecen el mayor respeto y felicitaciones todos aquellos que fueron nominados, y que ganaron en las diversas categorías, como novela, poesía, ensayo, etc.
No digo mucho, porque la literatura lo dice todo. Sigo escribiendo, no por los premios, sino porque, como dice el lema de un anuncio comercial de una cerveza conocida, “el cuerpo me lo pide”.
Vean las palabras del editor del libro, Elidio Latorre-Lagares, en su blog. También los invito al blog de Yolanda Arroyo Pizarro, colega escritora de la editorial Terranova, para que lean las palabras de presentación de mi premio. Esas palabras, recitadas con candor y elocuencia por Emilio del Carril (su cuento favorito del libro: Cupido el terrorista) me dejaron boquiabierto, silente, sin nada que decir. El premio también fue reseñado en Letralia.com
El mejor elogio a un escritor: que lo callen con la hermosura de la palabra.
Gracias…
No digo mucho, porque la literatura lo dice todo. Sigo escribiendo, no por los premios, sino porque, como dice el lema de un anuncio comercial de una cerveza conocida, “el cuerpo me lo pide”.
Vean las palabras del editor del libro, Elidio Latorre-Lagares, en su blog. También los invito al blog de Yolanda Arroyo Pizarro, colega escritora de la editorial Terranova, para que lean las palabras de presentación de mi premio. Esas palabras, recitadas con candor y elocuencia por Emilio del Carril (su cuento favorito del libro: Cupido el terrorista) me dejaron boquiabierto, silente, sin nada que decir. El premio también fue reseñado en Letralia.com
El mejor elogio a un escritor: que lo callen con la hermosura de la palabra.
Gracias…
miércoles, 27 de febrero de 2008
Premio
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