viernes, 5 de diciembre de 2008

¿Qué es la belleza?



¿Que es la belleza? Ya sea en un cuadro, una escultura o en una mujer, lo bello invade nuestros sentidos, acaudalando neuronas y causando reacciones. Barthes habló de cómo la cara de Greta Garbo lanzaba a la audiencia de sus películas al “éxtasis más profundo”.

En su origen, lo bello está atado al campo visual. Lo bello se destila por los ojos, es ahí de donde emerge su relevancia. Pero ¿quién lo decide? ¿quién decide los estándares de belleza? ¿Quién estableció que Marylin Monroe era bella, y que la Chilindrina no lo es?

David Hume, en su ensayo “Of the Standard of Taste” habla de que la belleza “no es una cualidad de las cosas mismas: existe meramente en la mente que las contempla” y que esta subjetividad no debe interferir con la opinión de los otros. Aun más importante, Hume habla de la “exquisitez en la imaginación” que es necesaria para transmitir las emociones asociadas con el sentido propio de la belleza.

En realidad, sabemos que la subjetividad de la belleza tiene su objetividad. Hay mujeres y hombres, cuadros y esculturas que todos encontramos “bellos” (sin hablar de la belleza escrita, pues no se habla de la caligrafía física sino de las ideas e imágenes provocadas por las palabras…y ni hablar de las portadas de libros, muchas de ellas más bellas que lo que contiene sus páginas). La belleza de Angelina Jolie o Ricky Martin es indiscutible (aunque los grados de esa belleza tal vez lo sean…para algunos). Y en eso es el debate, que aún la belleza que es mayoritariamente objetiva es también subjetiva (algún loco por ahí no encontrará a Angelina Jolie bella…me gustaría conocerlo y ver qué le pasa).

La otra inconveniencia es que el Occidente se ha cargado con la responsabilidad de establecer los estándares de belleza para todo el mundo. ¿Y qué del Oriente? ¿Acaso los hindúes piensan en Marylin Monore como el ícono de sexualidad que es? ¿Y los de Nepal? ¿Los de Sumatra o Ghana o Libia o Groenlandia?

Este debate ha girado mucho en mi casa por la puesta en televisión de la telenovela“Sin senos no hay paraíso”, basada en la novela del colombiano Gustavo Bolívar Moreno. La trama gira en torno a una chica que piensa que su vida será mejor si se agranda quirúrgicamente los senos. La sociedad en que vive, donde las chicas con las tetas más grandes terminan como amantes agraciadas de los narcotraficantes del pueblo, respalda su decisión, lo que el autor aprovecha para fraguar como debate moral sobre la estética. No pretendamos ignorar que la belleza física sí trae beneficios. Incluso, se han hecho estudios científicos que confirman que trabajadores de mejor apariencia ganan más y consiguen mejores trabajos que aquellos menos agraciados físicamente.

Pero al considerar la belleza como una atributo sui géneris de la persona, que la atrapa (con o sin resistencia) en una especie de determinismo estético, debemos considerar que todos envejecemos, unos mejor que otros, y que al final, ni los cosméticos ni las cirugías esconden la realidad del inefable final de nuestros días.

Mientras tanto, sigan buscando la belleza física. Yo prefiero la belleza intelectual.
Pero no se equivoquen. Angelina está buena. Y yo me pongo mi pomada antiarrugas antes de acostarme a dormir.

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