viernes, 19 de diciembre de 2008
Fragonard
Desperté un poco asustado, por el viento tal vez, probablemente por el retumbar de un pensamiento. O de un sueño. O tal vez sí era el viento. Respiré profundo antes de emerger de la pesadez del sueño, cubierto como estaba de la costra del subconsciente, de la arena movediza del dormir.
Un pensamiento fracturó mi conciencia:
Fragonard.
Era un nombre, claro, pero de dónde, no sabía. Era un nombre luminoso, poético, se deslizaba fácil de entre mis labios, poseía (posee) un poder enigmático, una pesadez en el medio, como si su centro de gravedad girara en torno a sus sílabas.
Fragonard.
¿Un nombre? ¿Un hombre?
Parecía que acompañaba un título, Marqués de Fragonard, Conde de Fragonard.
¿Pero de dónde salió, de dónde lo saqué? (La pregunta más relevante, ¿cómo me atrapó?).
Luego, la manía del despertar fracturó la inconveniencia del recordar, y olvidé el nombre entre el café y los niños.
Pero a la mañana siguiente, al abrir los ojos, el pensamiento retumbó nuevamente entre mis pupilas.
Fragonard.
Ahora lo busco. Tecleo en Google: Fragonard.
Primer resultado: perfumista francés.
“Ainsi en 1926, la Parfumerie Fragonard voit-elle le jour. Le choix du nom du célèbre peintre d'origine grassoise Jean-Honoré Fragonard (1732-1806), est un hommage qu'Eugène Fuchs souhaite alors rendre à la ville de Grasse qui l'a accueilli avec sa famille ainsi qu'au raffinement des arts du XVIIIe siècle.”
Segundo resultado: Jean-Honoré Fragonard (1732 -1806) Nacido en Grasse, en los Alpes Marítimos, fue pintor rococó. Uno de sus cuadros más conocidos es “El columpio”, foto que incluyo arriba.
Busco y busco y no recuerdo de dónde sale el nombre. Bueno, sale de mi subconsciente, pero ¿por dónde?, ¿por qué? ¿Acaso observé alguno de sus cuadros en una visita reciente al Museo de Arte de Boston? ¿Acaso analicé alguno de sus cuadros en algún curso universitario?
Leo estos días a Madame Bovary. ¿Lo mencionará Flaubert en alguno de esos párrafos que se muestran borrosos antes de que el sueño clausure la sesión de lectura?
No lo sabré, y molestará mi mente, como un escozor sin remedio, hasta que tal vez un día el subconsciente consienta darme la respuesta.
Fragonard.
Tal vez me cambie el nombre: Rubén Javier Fragonard.
Suena bien…
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