martes, 12 de agosto de 2008

Libertad de inexpresión



Leyendo “Los versos satánicos” de Salman Rushdie, me sorprendo viajando en el tiempo. Escucho en la radio la noticia de que Random House, una de las editoriales más grandes del mundo, ha decidido cancelar la publicación del libro “The Jewel of Medina” de la escritora Sherry Jones. La novela es una versión ficticia de la vida de Aisha, la esposa del profeta Mahoma. Random House decidió no publicarla, porque una profesora universitaria que fue consultada para evaluar la novela advirtió de la posibilidad de protestas, y hasta de ataques terroristas, por parte del mundo musulmán.
Me sorprende que un miembro de la facultad de cualquier universidad utilice el miedo para atentar contra la libertad de expresión. El que Random House se niegue a publicar el libro no me sorprende: el riesgo al bolsillo corporativo es grande.
¿A esto hemos llegado? ¿A que el miedo a posibles protestas aplaste un trabajo de ficción?
Lo peor es que esta actitud continúa la caracterización occidental del Islam como una religión violenta, intolerante, radical. La gente piensa que en el mundo árabe no hay libertad de expresión. Y aunque a muchos de los regímenes de ese mundo les falte su buena dosis de democracia, existen millones de musulmanes que aman tanto a su religión como a la libertad.

Salman Rushdie vivió escondido por muchos años porque unos pocos impusieron su intolerancia radical sobre la mayoría. La censura fue derrotada. El extremismo anulado. Por eso puedo leer “Los versos satánicos” con gusto.

Nunca pensé que Random House fuera tan intolerante como el Ayatollah Khomeini.

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