De vuelta.
Al trabajo, sí, al disfraz, lo que me da para comprar las habichuelas.
De vuelta a Disney, luego de una semana en Macondo. De vuelta a la injerencia pecuniaria del ser, dejando la ingenia maravillosa de la creación. Sí: acá se consume, allá se ingenia.
No es tan malo, dirán.
Pero ¿cuánto tiempo más seguiré escondido bajo el antifaz?
¿Tendré que esperar a la Loto?
Seguimos escribiendo, disfrazado…aunque las palabras no lo están…
lunes, 2 de junio de 2008
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