viernes, 16 de enero de 2009

Premonición


Hace unos días leí en primera plana del periódico USA Today que los últimos años habían sido los más seguros en la industria de la aviación. “Se jodieron” pensé, “les agriaron la racha. Seguro que ahora pasa algo”.
Ayer, mi esposa me comenta que hace unos días soñó con aviones “pero no te dije nada, para que no te preocuparas por el viaje de tus padres” quienes abordaron un avión para Puerto Rico este lunes.

¿Qué son las premoniciones? No se puede extrapolar la exactitud de una estadística, o la incertidumbre de los sueños, y decir que el futuro es predecible. En un sentido, lo es. Las estadísticas del periódico evocaban la certeza de que, en algún momento, otro accidente ocurriría. Los aviones son construidos y volados por humanos, seres imperfectos, dados a dar tumbos erróneos por la vida. Las máquinas son imperfectas, y lo serán siendo, pues son construidas por nuestra imaginación imperfecta (aún en las películas de ciencia ficción, cuando los robots construyen otros robots, cargan el pecado original de la imperfección humana en su material ciber-genético).

Las premoniciones son igual de imperfectas. El déjà-vu, las visiones, los caracoles, las líneas de la mano, el horóscopo, todos signos meridianos, envueltos en la miasma interpretativa de nuestra imaginación, catalogados de visiones futuras por aquellos que ya vieron lo pasado y jugaron con las estadísticas. “Este año va a ocurrir un accidente de aviación”, dirá alguno, y las estadísticas lo respaldan, ¿cómo no, si no ha ocurrido uno en dos años? De igual manera, ayer, en el discurso de despedida de George W. Bush, advirtió contra el conformismo en asuntos de seguridad nacional, casi vanagloriándose de que su logro principal (yo diría que su único logro, pero ¡a qué precio!) fue que no se repitió un atentado terrorista en suelo norteamericano en los siete años que siguieron los ataques del once de septiembre. Pero ya él, y otras organizaciones, han predicho la casi certeza de un ataque terrorista en suelo estadounidense. ¿Premonición? No, simple estadística de casino.

Entonces, ¿qué de las premoniciones? No las deniego, pues las visiones de déjà-vu que a veces nos erizan los nervios y nos congelan la sangre son tan comunes que no se pueden ignorar. Pero a veces las miradas al futuro son simples atisbos del pasado, que inevitablemente se repite, no necesariamente en los detalles, pero ciertamente en su gran narrativa.

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