domingo, 11 de enero de 2009

Perfil


Se espabilan las fotos, despiertan acuciadas por el cursor, que intenta escoger la más idónea para la identificación anónima.
Presiona la faz de una, de perfil levemente transitado a la izquierda, que aumente la turgencia de los pómulos, que incite sabiduría porque muestra la frente más abultada.
El ángulo disminuye las sombras de los ojos, y la papada advenediza de los años.

La encoge, la agranda, la cambia a blanco y negro, a un tono sepia, a un tono antiguo, ajado.

Escoge la que denota tristeza. No está de humor para expresar felicidad a los cientos de amigos, que en realidad son conocidos, que la mayoría es que simplemente conoce, de algunos lo único que conoce es un nombre y a veces su apellido.
Y nada más.

Dirán que la foto lo desmerece, que no refleja su verdadera personalidad.

Tal vez.

Pero es lo que hay.

Menos foto. Más introspección.

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