lunes, 23 de febrero de 2009

¿Diáspora puertorriqueña? La cuestión es una cuestión



No me sorprendió el artículo publicado este domingo en el periódico El Nuevo Día acerca de la diáspora puertorriqueña. No me sorprendió que se estime que la mayoría de los puertorriqueños ya no vivimos en la isla. Ni siquiera me sorprendió la casualidad de que este artículo saliera a unas semanas de mi charla en el Recinto de Aguadilla de la Universidad de Puerto Rico acerca del mismo tema.

Me sorprende que todavía haya gente que se sorprenda.
No me sorprende que el tema tenga tanta vigencia hoy como hace cincuenta años.

Me mudé para los Estados Unidos en el 1990. Todavía recuerdo ese día caluroso de agosto en que mi abuelo nos llevó al aeropuerto para despedirnos. Recuerdo el lloriqueo de mis hermanos y mi ansiedad por mostrarme fuerte, impasible, porque soy el mayor y tenía que ser el hombre de la casa, pues mi padre ya estaba acá, coordinando la mudanza. Recuerdo mirar a través de la ventanilla mientras el avión se elevaba hacia cielos perfectamente brillantes, más brillantes aun por las lágrimas que finalmente rebasaban el límite de mis párpados, y ver como se alejaba esa isla, la isla fantástica y de fantasía que me vio nacer y a la que, en aquel entones, imaginaba nunca volvería a ver con los mismos ojos isleños.

Este año cumplo 19 años fuera de la isla. El aniversario no es ceremonioso a simple vista, pero lo es por lo siguiente: este año se divide mi vida exactamente en dos. Habré vivido mis primeros 19 años en la isla, y llevo 19 años en los Estados Unidos.

En estos 19 años he crecido. Mi vida ha cambiado: soy padre y esposo, médico y escritor. Soy más cínico, menos inocente, más desconfiado. He clarificado las prioridades de mi vida. Y sigo viviendo acá, soñando con regresar permanentemente, pero dudoso de la posibilidad.

Pero lo que no cambia es uno de los ingredientes primordiales de la diáspora: mi plena identificación como puertorriqueño.

En el número inaugural de la revista Diáspora, William Safran, Profesor Emérito de Ciencias Políticas en la Universidad de Colorado en Boulder, describió seis características esenciales para definir el concepto de diáspora:

1) Ellos y sus ancestros han sido dispersados de un “centro” originario específico a dos o más regiones “periféricas” o extranjeras.

2) Deben mantener una memoria colectiva, una visión o un mito acerca de la patria original- su localización geográfica, su historia y sus logros.

3) Creen que no son – y tal vez no serán- aceptados completamente por la sociedad anfitriona, por lo que se sienten alienados y aislados en ella.

4) Consideran a la patria ancestral como el hogar verdadero e ideal, y como el lugar a dónde ellos o sus descendientes volverían (o deberían volver) cuando las condiciones sean apropiadas.

5) Creen que deben, de manera colectiva, comprometerse al mantenimiento o restauración de la patria original y a su prosperidad y seguridad.

6) Continúan relacionándose, de una u otra forma, con la patria, y su conciencia “etnocomunitaria” y su solidaridad son definidas por la existencia de esa relación.

El único de estos apartados que no aplica a mi situación es en lo de la aceptación en la “sociedad anfitriona”. Nunca he sentido el malicioso aguijón de la discriminación (al menos no de manera obvia o directa) y siempre he sido “aceptado”, a pesar de haber vivido toda mi vida en el sur de los Estados Unidos, una región de reputación dudosa en cuestiones raciales.

El resto de los apartados me coloca plenamente dentro de la diáspora puertorriqueña.

Si es que en realidad podemos catalogar los movimientos transmigratorios puertorriqueños como diáspora, o, como ha escrito el profesor Jorge Duany, vivimos en una migración pos-colonial.

Pero de eso les hablo en Aguadilla.

7 comentarios:

Roxanny dijo...

hola! ES muy interesante lo que escribió acerca de "¿Diáspora puertorriqueña? La cuestión es una cuestión". Soy estudiante de la Universidad de Puerto Rico y estoy estudiando acerca de la Diáspora Puertorriqueña. . Sabe cómo puedo conseguir una lista bastante completa de los escritores puertorriqueños en la diáspora puertorriqueña que viven en E.U.?

Muchas gracias por su atención y éxito en todo!!

Rubén Javier Nazario dijo...

Roxany,
me alegro que te haya gustado mi comentario acerca de la diáspora puertorriqueña. No he podido encontrar una lista completa de nosotros, los escritores puertorriqueños en la diáspora estadounidense, y creo que eso sería una buena adición a tu trabajo. Hay un libro que te puede servir de arranque, se llama Writing off the Hyphen: New perspectives on the literature of the Puerto Rican Diaspora, editado por José Torres Padilla y Carmen Haydée Rivera. Sería interesante ver los que escriben en inglés (Piri Thomas, Esmeralda Santiago) y los que escribimos en español (yo, Daniel Torres, etc.)
cualquier cosa me consigues en email rjnaza@gmail.com o en facebook. Suerte!

Anónimo dijo...

Soy parte de esa diaspora y como decis soy de los que anhelan volver a la patria, pero hay raises que te atan. Los hijos , nietos y visnietos. ? que hacer? Esperar por ses dia en que se pueda volver.

Borincano dijo...

Para los que como tu divagan en el sueño de regresar, les dejo un regalo:

Boricua en la Luna
Juan Antonio Corretjer/ Roy Brown

Desde las ondas del mar
que son besos a su orilla,
una mujer de Aguadilla
vino a New York a cantar.
Pero no, solo a llorar
un largo llanto y morir.
De ese llanto yo nací
como la lluvia una fiera.
Y vivo en larga espera
de cobrar lo que perdí.

Por un cielo que se hacía
mas feo mas más volaba
a Nueva York se acercaba
un peón de Las Marías
Con la esperanza, decía,
de un largo día volver.
Pero antes me hizo nacer
Y de tanto trabajar
se quedo sin regresar:
reventó en un taller.

De una lagrima soy hijo
y soy hijo del sudor
y fue mi abuelo el amor
Único en mi regocijo
del recuerdo siempre fijo
en aquel cristal del llanto
como quimera en el canto
de un Puerto Rico de ensueño
y yo soy Puertorriqueño,
sin na, pero sin quebranto.

Y el "echón" que me desmienta
que se ande muy derecho
no sea en lo mas estrecho
de un zaguán pague la afrenta.
Pues según alguien me cuenta:
dicen que la luna es una
sea del mar o sea montuna.
Y así le grito al villano:
yo sería borincano
aunque naciera en la luna.

Unknown dijo...

HERMOSO POEMA EL DE ROY BROWN!!!! Yo también estoy estudiando sobre la diáspora puertorriqueña y es interesante descubrir el apego a la cultura y ese orgullo que sienten los que forman parte de la diáspora. Muchos de los que viven aquí en Puerto Rico menosprecian su encanto. BENDICIONES! -Cheerzaris

Anónimo dijo...

Yo tambien soy parte de esa diaspora.Desearia regresar, pero me atan los vinculos familiares. Los hijos ,nietos , visnieto y un hijo que descanza en paz en una tierra extraña.

Anónimo dijo...

Yo tambien soy parte de esa diaspora.Desearia regresar, pero me atan los vinculos familiares. Los hijos ,nietos , visnieto y un hijo que descanza en paz en una tierra extraña.