Uno de los beneficios de trabajar en un hospital de niños son los pacientes.
Cada vez que veo un niño con cáncer o alguna otra enfermedad, jugando, sonriendo, siendo un niño o niña a pesar de los problemas de salud que tenga, comprendo que mis problemas, preocupaciones, dudas, sobresaltos, angustias, no se comparan a su sufrimiento. Y con todo y eso, ellos disfrutan de los juegos, de los libros, de la vida que tienen, aunque esté amenazada por los cabildos de la muerte.
Los niños se enfrentan a sus problemas con el espíritu de la inocencia.
¿Por qué los adultos no podemos hacer lo mismo?
lunes, 2 de junio de 2008
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1 comentario:
Será que nos complicamos la vida con las trabas de ser adultos, por lo tanto 'serios'. Habrá que seguir la filosofía de Peter Pan.
Yo también le llamo disfraz a mi profesión.
Saludos. :)
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