Hoy es el día del pavo acá en los Estados. Mejor dicho, día de acción de gracias, aunque la mayoría de la gente está dando gracias por poder comerse el pavo y porque pueden comenzar las compras navideñas sin sentirse culpables de la comercialización de la navidad. No se crean, que yo también ojeo los suplementos comerciales del periódico a ver si esa cámara digital que tanto anhela mi esposa está on sale (espero que los que lean esto no interpreten esto como un anuncio comercial de lo que quiere mi esposa para la Navidad...Ella quiere paz y amor y salud...y una cámara digital. Ahora, si quieren pasarme algo para contribuir con el fondo pro-compra de cámara digital...¡pues muchas gracias!).
Mientras tanto, el pavo se cocina, otra víctima más. Si obviamos la necesidad de crear una comisión para investigar el genocidio anual de tantos pavos, que carecen de recursos para llevar su caso al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, y nos concentramos en el meollo del asunto, hay que aceptar que el pavo, luego de pavonearse, dejándose de pavonadas, se encontró con un pavorde, que lo pavoneó sin ninguna pavordía, llenando al pavo de un pavor pavorosamente pavoroso que quedó pavonado en un instante.
Gracias doy hoy por el diccionario. Y todas las palabras que contiene...
jueves, 22 de noviembre de 2007
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