martes, 15 de julio de 2008

Ceremonia de iniciación de médicos


Recibo por correo electrónico una invitación a la ceremonia de investidura de los nuevos estudiantes de medicina. La llamada “white coat ceremony” consiste en entregarles a los estudiantes que comienzan en la facultad su primer bata médica, de blanco impecable, sin arrugas ni manchas.
Cuando yo comencé mis estudios en la facultad de medicina hace quince años, este tipo de ceremonias no existía. Uno se medía una bata, la ordenaba y ya. Ahora, es una ceremonia de iniciación, como de bienvenida a uno de los clubes más antiguos del mundo…
La bata de los estudiantes no es la capa blanca que comúnmente asociamos con los médicos: es más corta y tiene sendos bolsillos que están irremediablemente llenos de libros, manuales, instrumentos y bolígrafos, muchos bolígrafos.
El origen del “white coat” es un tanto misterioso. Según un artículo en JAMA, se empezó a usar en el siglo XIX como artefacto de diferenciación. Aparentemente, los médicos en aquel entonces andaban un poco preocupados de que se les confundiera con los brujos, curanderos y vendedores de pociones de la época. Ellos eran hombres de ciencia, pensaron, y qué mejor manera de mostrarlo que vistiéndose como científicos. Se olvidaron que de médico, poeta y loco, todos tenemos un poco...
El color blanco simboliza salud, higiene, compasión, dice el artículo.
Curiosamente, los pediatras ya casi no las usamos. Será porque asustan a los niños. Será porque la blancura no dura mucho frente a los estornudos, vómitos y otras expulsiones de nuestros pacientes.
El artículo menciona que la bata sirve de un tipo de barrera que enfatiza la distancia profesional que debe existir entre el médico y el paciente.
Tal vez por eso los pediatras no las utilizamos: es difícil mantener algún tipo de distancia ante un niño enfermo. La objetividad perdura, ¡pero qué difícil mantener la compostura ante un niño que, sano y sonriente como resultado de tus cuidados, te alza las manos para regalarte un abrazo!
En eso estoy en desacuerdo con la ceremonia: perpetúa la leyenda de la medicina como cierto gremio secreto, casi masónico, al que sólo se puede entrar con palabras mágicas, un saludo secreto y una ceremonia sangrienta.

Comoquiera iré a la ceremonia. Porque sólo cambiando la perspectiva de estos estudiantes neófitos podré demostrar que la llamada distancia profesional es una patraña y que los pacientes no quieren un robot sin emociones como su médico, sino alguien que les muestre seguridad y confianza en los momentos difíciles de la vida. En otras palabras, queremos médicos humanistas, sin barreras ni sacos, sin secretos ni contraseñas.
Y eso sólo se cambia desde adentro…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante! Nunca lo habia pensado asi pero siendo una persona de letras, no tenia porque pensarlo. De hecho, ahora que has explicado el significado de la bata, me he puesto a pensar si tenemos algo parecido en nuestra disciplina (para no ser yo, complice en perpetuar un mito).

Sofff dijo...

Gracias por esta magnífica reflexión. Mañana lo citaré en el Buscapié “Bata”, una consecuencia del debate sobre los imprudentes doctores de Jimaní.

Saludos cordiales,
Sofía Irene Cardona