jueves, 24 de abril de 2008

Intersección


Extraño tanto a mi abuela. Mucho.
Anoche le pedí su intervención, entre lágrimas aceleradas por su ausencia. No una ausencia fresca, sino la pautada por los años. La ausencia, como el vino, se fortalece con el tiempo.
Hoy pasó algo: un mensaje apareció en mi correo electrónico, algo que se puede interpretar como un augurio.
Los hechos supernaturales ¿son supernaturales porque lo son, o porque así los interpretamos? ¿Son hechos, o fantasías?
La acción parece cimbrar tal cometido. La interpretación de hechos que parecen sobrenaturales colinda con la disyuntiva de tomarlos en consideración, o ignorarlos.
¿Y las consecuencias?
Supongo que depende de la interpretación. Un augurio genera otros, en una cadena numeraria de hechos y relaciones que nunca acaba, porque vivimos siempre al borde de una encrucijada. Es el símbolo de la vida: la intersección.
Por eso extraño a mi abuela. Porque en la edad cuando las abuelas están presentes, las disyuntivas son fáciles y las abuelas nos ayudan, agarrando nuestra mano para guiarnos.
Tanto afán por ser adultos. Al final, ser adulto es perder guías.
Me hace falta su mano.

8 comentarios:

Johanny Vázquez Paz dijo...

¡Qué hermoso esto! A mí me crió mi abuela. También la extraño mucho. Gracias por estas hermosas palabras, llegaron hondo.

Zen dijo...

wow! Que bello...me acuerda a mi abuela Mita, QDP...que mucho me hace falta!

POSH - Style Section dijo...

I immediately missed my mother when I read this, because I realized she wouldn't be so great if her mother wasn't as well. (I never met my maternal grandmother, but I know she must have been really intelligent, loving, caring and so much more, because all my aunts and uncles have those traits as well)

Arlene Griselle dijo...

FUE UN PLACER LEERLE. TANTO AFAN POR SER ADULTOS Y AL FINAL SOMOS COMO NINOS ASUSTADOS. VOLVERE

ARLENE GRISELLE

http://www.arlenedosyalguncamino.blogspot.com
http://www.mujerypoesia.blogspot.com

Anónimo dijo...

Sencillamente espectacular. Me encanta tu habilidad de desahogo; estoy muy orgullosa de ti.

Rubén Javier Nazario dijo...

¡¡gracias a todas!!!

Anónimo dijo...

Yo también extraño infinitamente esas manos. No había escrito nada antes, pues me emocionó mucho lo que escribiste. Esas manos estaban tan llenas de amor como de disciplina cuando era necesario. Confeccionaban los más deliciosos platos para todo aquel que llegara a su hogar, especialmente para su familia y sobretodo los nietos. Manos que nos acunaron a todos y que cosieron y bordaron los más hermosos canastillos, sabanillas y hasta mi traje de novia. A veces cuando el alma me duele demasiado siento esas manos por mi frente y el pecho tratando de calmar mi dolor y creéme, lo calman y me llenan de paz. No pasa un solo día en que no la recuerde y evoque su ternura, su amor y todo lo que hizo y sigue haciendo por nosotros desde el lugar privilegiado que con certeza se que está. Me sigue dando lecciones y a veces me sorprendo haciendo un gesto de los que ella hacía, mirando la vida desde mi alma, pero con la de ella como base. Cuando cocino nuestros platos favoritos, con sus recetas o como ella los hacía, siempre se me escapan algunas lágrimas, que al caer a las ollas, le dan el toque mágico para que creamos que se asemejan a los de ella. Me parece que fue ayer, que cambió de traje y voló libre su alma. Tengo el privilegio de verla, escucharla y abrazarla en mis sueños y creéme se siente muy orgullosa de sus cuatro nietos y celebra tus triunfos como si estuviera en esta dimensión. Recibe mis bendiciones y sobre todo las de ella. Me cuentas cuando la sientas acariciarte. Te ama, Lei

Ser Aquí dijo...

Me encantó tu escrito. Pasa por mi blog... http://seraqui.blogspot.com
Compartamos las abuelas... las mías andan por los muertos, la muerte y lula.